A CONTRAMANO DE LA HISTORIA
Ana Rivas
En el Chile de los años 80, mucha gente tenía la impresión de vivir en un pais u otro de acuerdo al periódico que leyera, la television que mirara o la estación de radio que escuchara. El compromiso que los medios de prensa habían contraído con uno u otro grupo politico era tal, que el ciudadano común, aquel que solo se interesa en la politica en la medida en que puede ejercer su voto, pero que no la sigue ni tiene militancia alguna, terminaba absolutamente confundido. Y es que la division en dos polos, en dos mitades enfrentadas, es uno de los mas nocivos efectos de la excesiva ideologización de las sociedades. Y la situación es grave, porque la constant fricción izquierdas vs. derechas, termina enfrentando visiones de mundo, estilos de vida. Y cuando se entra en este maniqueísmo, sectores que deben convivir en el mismo territorio, aman el mismo suelo y tienen la misma historia, se tornan enemigos irreconciliables.
Los chilenos, pueblo fuertemente apegado a derecho (es decir, sus ciudadanos aman cumplir la ley) y sobre todo, profundamente democrático, pudo superar esta dicotomía no sin esfuerzo . Con inteligencia y tolerancia, durante los últimos 20 años fueron reduciendo los niveles de irritabilidad entre los sectores antes antagónicos de su sociedad.
Nosotros-pobres de nosotros- los paraguayos, estamos apenas iniciando un debate que en el resto del mundo se dio hace unos ...40 años. Lucha de clases, reinvindicaciones revolucionarias, toma del poder a traves de la violencia... frases que parecen extraídas de un libro de historia, en Paraguay pueblan las páginas políticas de los diarios. Un modelo que tuvo su natural evolución con etapas de crecimiento, esplendor y extincion y que en el resto del mundo ha perimido en los últimos años de la década del 80 (y más concretamente, con la simbólica caída del muro de Berlín, en el 89) en nuestra sociedad con el gobierno del cambio, se plantean como paradigmas novedosos y actuales. Es como si el resto del mundo fuese adulto y nosotros estemos empezando la pubertad, con sus picos de emoción y depression y su -típica-total desorientación...
Traigo a colación el proceso chileno porque precisamente cuando todo parece indicar que concluirá el largo y excelente trabajo de la Concertación, con el retorno de la centro derecha al gobierno del país trasandino, nuestro presidente Fernando Lugo de pronto “se percata” de que el sistema chileno de gobierno de coalición es la clave para un buen gobierno. Patético y soberbio. Patético, porque le costó años entender que la negociación política interpartidaria, la tolerancia y el respeto al disenso es lo que hace la diferencia. Soberbio, porque me consta que desde los inicios de las conversaciones para integrar la Alianza que lo llevó al poder, se le planteó, datos en mano, el modelo chileno de coexistencia de fuerzas de difernte signo politico e ideológico.En ese entonces, lo hicieron los patriaqueridistas (la derecha conservadora en la vision de los luguistas) y él-seguramente por venir de donde provenía - haciendo gala de una flagrante mopía política, simplemente, lo vetó. Digo esto suponiendo que lo que le dijo a la Presidente Michelle Bachellet sea lo que piensa verdaderamente, porque el modelo chileno implica un irrestricto respeto a la democracia representativa y el rechazo total al estilo autoritario de gobierno.