El proyectista Arnaldo Giuzzio hizo una larga exposición a favor de la propuesta, tomando como base recomendaciones internacionales.
A modo de ejemplo, mencionó que en varios países como Argentina, Bolivia, Venezuela, Chile, Costa Rica, Canadá, entre otros, el voto de los presos es una realidad.
“Otorgar la posibilidad de votar a los privados de libertad sin condena es reivindicador”, consideró Giuzzio.
Sin embargo, Adolfo Ferreiro, de Avanza País, le pinchó el globo al argumentar en contra, mientras otros senadores se iban retirando de la sala bicameral.
Alegó que los presos son coaccionables y chantajeables. Restó importancia al hecho de que sean condenados o detenidos en forma provisoria. “A veces hasta para comer hay que prostituirse en la cárcel”, sentenció. “Aunque no nos guste respetuosamente no podemos alegar el primitivismo”, dijo Giuzzio, y se anunció que se rompió el cuórum.