Generalmente no abordo aquí temas del gremio, para evitar que se entienda como algún corporativismo irreflexivo. Pero debido a lo ocurrido en estos días y que ubica al Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP) en medio de una polémica en donde lo más fácil fue descalificar la institución, porque es lo que “suena” políticamente correcto, colocaré algunas ideas y análisis al respecto.
La aparición en las redes (y luego en un portal digital) de un flyer convocando a los colegas a asociarse a la organización para fortalecerla, luchar y defender derechos laborales pasaba como un dato más para todos los afiliados, porque el nivel de indiferencia hacia la vida institucional es una realidad que últimamente provoca vergüenza. Sin embargo, el incendio deflagró, no porque se esté convocando a unirse al Sindicato, sino porque (de modo erróneo o no) fue usada la imagen de dos hombres besándose.
Los ríos de moralina salpicaron todos los posteos posibles y la tirria homofóbica estalló descalificando y criminalizando a tirios y troyanos. Hubo colegas que anunciaron su desafiliación; que hablaron del fin de los tiempos; que juraron jamás afiliarse “para que no se les contagie” (¿?); que agredieron verbalmente a los actuales directivos; y quienes llevaron sus comentarios a niveles degradantes hacia otros seres humanos. La idea no es entrar en este debate que, todos sabemos, está bastante decantado. La homosexualidad es tan humana como hay 1.500 especies en la naturaleza que la viven como parte de su cotidianeidad. Y porque, además, sicólogos y otros estudiosos sostienen que toda fobia esconde deseos reprimidos o no asumidos.
El debate se montó en la anécdota y no en lo importante. Se colocó en el miedo a lo puto (sin reparar que todos tenemos amigos/as, hermanos/as, conocidos/as, hijos/as, esposos/as, cuñados/as, sobrinos/as, padres, tíos/as, etc., no heterosexuales) y se desvió del fondo, el llamado a incorporarse a un gremio de trabajadores para seguir ensanchando reivindicaciones.
El SPP tiene 37 años de lucha. En todas sus épocas libró las batallas que la historia le puso en frente. Todos sus asociados en problemas fueron asistidos. Los logros alcanzados fueron gracias a sus miembros. La organización no son solo los directivos, sino sus afiliados. Y es el único gremio representativo de los trabajadores periodistas, etc.
Ahora se acordaron porque impactó su moralismo casquivano. Pero muchos, muchísimos nunca acudieron cuando el SPP les necesitó. Hoy nos necesita. En estos tiempos de concentración mediática y precarización laboral. Preferimos estar en la vereda de enfrente condenando porque es más fácil que remangarse y construir.