Tal testimonio coincide con la recordación de los cien años de la aparición de la Virgen de Fátima a los pastorcitos, en un pueblo pequeño de Portugal.
La comunidad cristiana realizó en la víspera procesiones en cada una de las parroquias con la santa imagen y misas por la sanación de familiares y jóvenes, por personas sin trabajo y por los matrimonios, con una celebración central en la Catedral Metropolitana.
Adela señaló sobre su dolencia: “Me quedé toda dura. Me daban de comer, me vestían y me bañaban. Mi sueldo iba todo en cinco médicos que me atendían. Me sentía morir y ya iba a tirar la toalla cuando le pedí a la Virgen de Fátima que ilumine las manos del último doctor que me atendía. Y se hizo el milagro”, comenta con lágrimas en los ojos.
Dijo que desde hace siete años descansó por completo de la enfermedad y puntualizó: “estoy consagrada a ella”.
Por su parte, Lauro Eleno (67), comentó que desde hace ocho años sirve en la iglesia Virgen de Fátima, de Sajonia. “Voy a hospitales, a cárceles y a las casas con la Virgen peregrina para hermanos que necesitan. Es ella la que me dice para ir hasta donde hay más dolor”, puntualizó.
HISTORIA. La primera aparición fue un 13 de mayo de 1917, cuando les habló a los hermanos Francisco y Jacinta Martos, de 9 y 7 años, respectivamente, y a su prima Lucía Dos Santos, de 10 años, sobre el fin de la I Guerra Mundial y el advenimiento de otra, en caso de que el mundo siga en el pecado.
La Virgen se mostró en los meses siguientes, en la misma fecha, hasta el 13 de octubre.
El padre Rafael Ibarguren, de la Congregación de Los Heraldos en Paraguay, aclara que su anuncio no es de tragedia sino de esperanza.