WASHINGTON - EEUU
La Cámara de Representantes de EEUU aprobó ayer el proyecto legislativo para derogar y sustituir la actual ley sanitaria, impulsada por Barack Obama, en un primer paso para que el presidente Donald Trump cumpla una de sus principales promesas de campaña tras dos intentos fallidos el mes pasado.
Los republicanos sumaron 217 votos, uno más del mínimo requerido para avanzar la legislación, y lograron aprobar el texto que ahora pasa a manos del Senado, donde se espera que sea sometido a numerosas modificaciones y pase por un complejo camino para su aprobación.
La votación en la Cámara baja –donde todos los demócratas votaron en contra junto a 20 republicanos– ha sido más una victoria simbólica que real para Trump, quien había sufrido un estrepitoso fracaso hace varias semanas cuando una versión previa de la ley no consiguió los votos suficientes entre su propia bancada.
Los ultraconservadores del Caucus de la Libertad se negaron a aceptar la primera propuesta, ya que, a su juicio, no contenía suficientes cambios respecto a lo estipulado por la ley de Obama y pasaron las últimas semanas redactando enmiendas que pudieran lograr esa mayoría ajustada.
Entre otras cosas, los ultraconservadores han logrado en las negociaciones más recientes retirar la obligatoriedad que bajo Obamacare, como se conoce popularmente a la reforma de Obama, tienen las aseguradoras de dar cobertura y no subir los costes a quienes hayan sufrido enfermedades preexistentes, un asunto tremendamente controvertido.
Se espera que el proyecto de ley aprobado hoy se someta a cambios importantes en el Senado, donde estará sujeto a enmiendas ilimitadas y podría ser presentado de una forma diferente a la adoptada en la Cámara baja.
Sin embargo, Trump quiere presentar el voto de ayer como uno de sus grandes triunfos y acogió a los congresistas republicanos en los jardines de la Casa Blanca para dar una rueda de prensa conjunta con tintes de celebración.
Obamacare “está fracasando” y es una ley “esencialmente muerta”, subrayó el mandatario al dar las gracias al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.