El paso es lento. Llueve. El sendero rocoso dificulta aún más la llegada a la cima. El Nazareno resbala, cae al barro y sobre él la cruz que lleva hace cuatro horas a cuestas. Tres centuriones se le acercan y a latigazos lo levantan en una escena de película en donde el rojo carmesí de los soldados romanos, la ropa ensangrentada de Cristo y los matices de la vegetación de Kurusu Cerro dejan excelentes postales.
Se trata de la representación del viacrucis que el grupo juvenil Pasión de Cristo, de la compañía Zanja Hû, de la ciudad de Atyrá, realizó el viernes en el marco de una tradición que cada vez más convoca a cientos de turistas a la ciudad limpia.
Pese a la lluvia, los jóvenes tuvieron que ponerse las túnicas y las armaduras de centurión romano para no dejar plantado al público que aguardaba el espectáculo al pie del cerro.
Alcides Candia, coordinador del grupo juvenil, explicó que la idea de esta representación nació 8 años atrás cuando los jóvenes se dieron cuenta de que la bella tradición atyreña de peregrinar al cerro en Viernes Santo estaba extinguiéndose. Hacía falta algo nuevo para movilizar a la comunidad, entonces realizaron el primer viacrucis.
Con rifas y hamburgueseadas, el grupo Pasión de Cristo recauda el dinero que se necesita para impulsar la presentación artística. La vestimenta de los protagonistas es confeccionada por los propios organizadores que este año decidieron hacer partícipes a los turistas. “Tenemos trajes especiales para quienes quieran participar”, dijo Candia.
La exuberante vegetación del cerro y esa peregrinación que dura unas cuatro horas hasta la cima cada vez atraen a más turistas a ver esta impactante representación.