No sé si la excusa es la visita –alentadora y muy auspiciosa, por cierto– de Ban Ki-moon, o la próxima venida del papa Francisco –todavía más gratificante – a Paraguay, pero lo cierto y lo concreto es que el silencio de nuestro Gobierno sobre los graves hechos ocurridos en Venezuela, si no preocupante, es cuanto menos llamativo.
Varios gobiernos y organismos latinoamericanos expresaron ya su desazón por la situación política en esa nación, cuyo gobernante pareciera querer coleccionar detenidos políticos (los últimos, varios alcaldes, entre ellos el de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, acusado de promover un supuesto golpe de Estado). Ledezma, considerado uno de los líderes más críticos de la oposición venezolana, fue detenido el jueves pasado por los servicios de inteligencia del gobierno de Nicolás Maduro. Su arresto se suma al de Leopoldo López, quien lleva ya un año en prisión acusado de incitar a la violencia en las protestas ciudadanas que el año pasado dejaron 43 muertos en esa nación hermana.
El momento de la detención de Ledezma recorrió el mundo gracias a la tecnología. Y, precisamente, gracias a esa tecnología es que en este mundo globalizado se hace inadmisible pretender permanecer en silencio ante hechos como los acontecidos en Caracas.
¿Qué pasa con nuestra Cancillería? ¿Está tomando las decisiones correctas en materia de asesoramiento al presidente Horacio Cartes?
En este caso no se puede esgrimir como pretexto aquello de que si hablamos podría interpretarse como una “abierta intromisión en asuntos de Estado de Venezuela” ni mucho menos.
Se trata sencillamente de tener el suficiente tino como para entender que, tal como lo expresara el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, sobre la detención de Ledezma, “ha provocado una fuerte alarma por la forma en que se llevó a cabo, y por el carácter de mandatario electo en ejercicio de su cargo”.
Indudablemente, como nación respetuosa de los derechos, de una democracia plena (con todo lo que ella implica), vamos muy rezagados.
Sería oportuno que el presidente Horacio Cartes aproveche la presencia del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien visita nuestro país por primera vez, para ratificar su convicción democrática y, en consecuencia, alentar la pronta solución de los conflictos políticos en Venezuela.
Es lo que corresponde a todo mandatario verdaderamente preocupado por una convivencia pacífica y democrática no solo en su nación sino en la región y en todo el mundo.
Que tenga un excelente resto de jornada.