“Estoy buscando libertad, estoy buscando bienestar, estoy buscando progreso, no es posible que los muchachos se graduen y no tengan un trabajo”, dijo a Efe Zulai Trejo, de 58 años, en el transcurso de la marcha denominada ‘Tranca contra el golpe’, acompañada de su bandera venezolana y un cartel que decía: “No más dictadura”.
Al fondo de Zulai, grupos de opositores gritaban consignas contra el Gobierno de Nicolás Maduro, algunos pedían “futuro”, otros tantos reclamaban por la seguridad en su universidad, y más allá un grupo gritaba “Maduro es un golpista, lo dijo la fiscal”.
Entre tanto, Gloria Ramírez, de 46 años, aseguró a Efe que está dispuesta a seguir saliendo a las calles a protestar “pacíficamente” por su país y por su familia.
Esta manifestación en principio tenía previsto concentrarse en el este de la principal autopista de Caracas, la Francisco Fajardo pero, luego de decisiones de dirigentes opositores, pasó a movilizarse con el fin de llegar a la Defensoría del Pueblo para pedir su respaldo al proceso iniciado por el Parlamento contra siete magistrados del Supremo.
Sin embargo, la movilización fue dispersada con gases lacrimógenos por las fuerzas de seguridad venezolanas.
Al mismo tiempo, decenas de manifestantes se enfrentaban a los agentes de la fuerza pública, usando piedras y devolviéndoles las bombas lacrimógenas que les lanzaban.
En medio de la aglomeración, los negocios más cercanos a estas vías cerraron sus puertas.
A la movilización acudieron militantes de partidos como Voluntad Popular (VP), del opositor preso Leopoldo López; Acción Democrática (AD) del expresidente del Parlamento Henry Ramos Allup; Primero Justicia (PJ) del opositor Henrique Capriles, otras organizaciones políticas y estudiantes, artistas y profesores.
Oscar Arnal, profesor de la escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela (UCV), dijo a Efe que “es importante que la gente se manifieste en contra de las decisiones golpistas del TSJ (Tribunal Supremo de Justicia), en contra de la violación del Estado de derecho, de la división y autonomía de poderes”.
Aunque también señaló que “el tema social es gravísimo en Venezuela, hay una crisis humanitaria, hay una hambruna en Venezuela hoy que no se aguanta y el desabastecimiento de productos de primera necesidad, de medicinas, de alimentos, o sea, son muchas las razones por las cuales estamos hoy aquí manifestando”.
Arnal también resaltó la importancia de que se celebren elecciones en Venezuela, pues recordó que, según la Constitución, las de gobernadores ya se encuentra vencidas.
Por su parte, una comerciante de 58 años, Adriana de Bonet, comentó a Efe que protestaba porque no quiere que sus hijos se vayan del país.
“Yo tengo fe y creo en este país y es un sufrimiento para una madre que se vaya un hijo, un sufrimiento muy grande porque una vez que hacen vida afuera y después tú quieres ver tus nietos crecer contigo y no los tienes”, dijo Bonet.
Mientras los dirigentes y diputados opositores se dirigían a los manifestantes en la autopista, otro pequeño grupo apoyaba a decenas de jóvenes que se identificaban como estudiantes y que se encontraban a escasos metros de los líderes antichavistas, cerrando la vía con pupitres y piedras.
Esos jóvenes se cubrían las caras con camisas y gorras, pero alegaban que se encontraban ahí para que, en caso de que llegara la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), se pudiera impedir su paso.
Sin embargo, estos jóvenes con edades entre 19 y 23 años, mostraban su deseo de que los miles de manifestantes se animaran a ir hacia el centro de Caracas para “trancar” (cerrar) las calles en ese sector.
Bárbara Agelvis