“El Gobierno no está negociando con Jihad. El Gobierno sigue haciendo desde hace varios días gestiones para conseguir un lugar al que el pueda irse y reunificarse con su familia, pero no está negociando nada”, expresó a la prensa.
Diyab realiza desde hace alrededor de un mes una huelga de hambre y durante alrededor de dos semanas no ingirió líquidos, para reclamar que sea reunido con su familia en un país distinto de Uruguay, preferentemente árabe o de confesión musulmana.
A pedido de los activistas allegados a él, este lunes retomó la ingesta de líquidos para “dar tiempo” al Gobierno en sus negociaciones, ya que corría riesgo “inminente” de perder la vida, informaron fuentes cercanas al sirio.
El pasado viernes a través de un vídeo difundido por sus allegados un exhorto al Gobierno uruguayo, al que responsabiliza junto al de Estados Unidos por su situación actual, para que le propusiera una solución y le dio un plazo hasta el domingo para responder.
En ese sentido, Mirza resaltó que durante los distintos encuentros con el sirio le ha manifestado el interés del Gobierno de Uruguay en la búsqueda de una solución, aunque el mismo “no acepta” emplazamientos.
“Yo ya le he manifestado que el Gobierno uruguayo no acepta el emplazamiento y el 26 no es para el Gobierno una fecha límite. El 26 me vuelvo a reunir con él a los efectos de seguir conversando y avanzando en una posible solución”, aseguró.
No obstante, valoró que en los últimos días se avanzo “en términos de abrir mas puertas y opciones” aunque hasta ahora “concretamente no se conocen respuestas”.
Sin embargo, Mirza informó de que se encuentra a la espera de la llegada al país del canciller, Rodolfo Nin Novoa, para continuar con el desarrollo de las conversaciones sobre la situación del sirio.
“Espero que antes del 15 de octubre esto esté resuelto definitivamente”, sentenció.
Diyab abandonó Uruguay a mediados de junio y a fines de julio se presentó en el Consulado de ese país en Caracas, donde pidió apoyo para completar sus reivindicaciones, pero a la salida de dicha sede diplomática fue detenido por las autoridades venezolanas y deportado a Uruguay semanas después.
Junto a otros tres sirios, un tunecino y un palestino fue acogido en Uruguay en diciembre de 2014 como parte del compromiso del entonces presidente uruguayo José Mujica de colaborar con su par estadounidense, Barack Obama, en el plan de cierre del penal de Guantánamo.
