La trágica realidad de las muchas víctimas que mueren o quedan heridas por accidentes de tránsito, lejos de disminuir, siguen aumentando y causando situaciones de gran dolor en el seno de muchas familias.
Las cifras que el director del Hospital del Trauma en Asunción, doctor Aníbal Filártiga, ha reportado en estos días, ya parecen parte de lo habitual; sin embargo, deben llamar a la reflexión, a la preocupación y sobre todo a la acción por tratar de cambiar.
Los datos brindados por el profesional médico consignan que en solo tres días del pasado fin de semana (viernes, sábado y domingo) el Hospital del Trauma recibió a 160 personas lesionadas, de las cuales 106 viajaban en motocicletas y resultaron víctimas de choques y arrollamientos. De esta cantidad de pacientes, 5 fueron niños.
El número de los fallecidos en el mismo periodo alcanzó a 20 personas, de las cuales 16 murieron en accidentes de tránsito, principalmente en choques o arrollamientos con motocicletas.
Además del gran dolor que estas situaciones le ocasionan a sus familiares, generan un alto costo para el Estado. Tal como lo señala el propio doctor Filártiga, muchas personas sigue transitando por las rutas, calles y avenidas del país en motocicletas, a alta velocidad, sin utilizar los cascos protectores, lo cual los lleva a ser víctimas con severos traumatismos. Este tipo de pacientes hoy abarrotan las unidades de terapia intensiva del Hospital del Trauma y su cuidado implica un gasto de aproximadamente 5 millones de guaraníes al día por personas, que como promedio se extiende por 15 o más días, consumiendo gran parte del presupuesto.
No queda duda de que la inconsciencia, la carencia de educación vial y la falta de mejores controles son los principales causantes de este alto número de víctimas, en muchos casos fatales. Si los agentes de tránsito de los municipios y los efectivos de la Patrulla Caminera fueran más constantes y drásticos con su presencia y ejercieran una mayor vigilancia, exigiendo la conducción prudencial y sobre todo el uso de cascos y elementos protectores, el número de víctimas se reduciría significativamente, pero siguen siendo muchas las denuncias ciudadanas acerca de que en las barreras de control se arregla “transando” y se puede seguir violando impunemente las leyes viales.
Es hora de que las autoridades del sector y la misma sociedad asuman el desafío de cambiar esta situación, trabajando en una adecuada educación vial, pero a la vez siendo inflexibles en el cumplimiento de las normas de tránsito y en las medidas de protección. De lo contrario, muchas vidas humanas se van a seguir perdiendo inexorablemente.