El porcentaje es considerado alto por el Ministerio de Salud pero al menos inferior al de estudios similares sobre el consumo de tabaco entre adolescentes en Brasil.
A título de comparación, el Ministerio citó una encuesta de salud escolar realizada en 2009 y que calculó en un 24 % el porcentaje de adolescentes con entre 13 y 15 años en las capitales del país que ha fumado cigarrillos.
La reducción del número de adolescentes que fuma es compatible con la registrada entre los adultos brasileños.
Según el último informe del Ministerio de Salud sobre consumo de tabaco en las capitales regionales de Brasil, el porcentaje de adultos que fuma en estas ciudades se redujo desde el 15,7 % en 2006 hasta el 10,4 % en 2015.
Pese a esa caída del 33,8 % en el número de fumadores, el año pasado aún fumaban en Brasil el 12,8 % de los hombres y el 8,3 % de las mujeres.
“La reducción del número de fumadores es un avance de las políticas del Ministerio de Salud. Y el estudio entre adolescentes destaca la importancia de que se corte el mal por la raíz, ya que mientras menos jóvenes fumen menos adultos lo harán en el futuro, y tendremos menos enfermedades y muertes provocadas por el tabaco”, aseguró el ministro de Salud, Ricardo Barros, citado en un comunicado de su cartera.
El estudio entre adolescentes escuchó a 74.589 estudiantes de 1.251 escuelas públicas y privadas en 124 ciudades con más de 100.000 habitantes.
Por ciudades, el porcentaje de adolescentes que ha fumado alguna vez en su vida varió desde el 12,2 % en Aracajú, capital de Sergipe (nordeste), hasta el 26,5 % en Porto Alegre, la capital de Río Grande do Sul (sur).
“El estudio mostró igualmente que, independiente del sexo, la prevalencia fue mayor entre adolescentes que no viven con sus dos padres. Otra constatación fue que las estudiantes de sexo femenino en escuelas públicas (5,7 %) fuman más que las de las de escuelas privadas (3,7 %)”, agrega la nota.
Pese a que Brasil es considerado un país ejemplar en políticas para reducir el consumo de tabaco, según el Ministerio, las enfermedades provocadas por el tabaquismo aún provocan unas 200.000 muertes al año en el país.
Entre las políticas brasileñas destacan la que establece un precio mínimo inhibidor para la venta de cigarrillos, la que prohíbe fumar en locales de uso colectivo públicos o privados así sea en ambientes cerrados o abiertos y las que prohíben la publicidad de tabaco.