MINGA GUAZÚ - ALTO PARANÁ
Los bomberos son quienes no se despiden de sus familiares al salir, para auxiliar a personas que ni siquiera conocen, pero muchas veces la sociedad solamente los recuerda cuando los necesitan, coincidieron en afirmar los representantes de diversas compañías de bomberos que acompañaron ayer a los voluntarios caídos en Minga Guazú.
Los socorristas Arnaldo Riveros y Ronald Aguilera fueron enterrados en el cementerio de Minga Guazú, mientras que Saturnino González fue trasladado a la ciudad de San Lorenzo, donde lo llevaron a su última morada. Son considerados héroes, por haber dado la vida en combate. Unas 3.000 personas, en su mayoría jóvenes, acompañaron a los familiares en el camposanto.
Los socorristas fallecieron asfixiados en un silo ubicado en el kilómetro 247 de la ruta 7, en el momento en que trataban de evitar que se reavive el fuego, controlado en la noche anterior en el secadero. Ciriaco Riveros León, padre de Arnaldo, fue socorrido y pudo sobrevivir, luego de intentar socorrer a las víctimas.
“Hace días estábamos festejando nuestro aniversario y grande fue nuestra sorpresa con lo que ahora pasó”, afirmó Luis Ramírez, comandante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Minga Guazú, de donde eran miembros los ahora fallecidos.
“Arnaldo, Ronald y Saturnino, que han sido para nosotros no solo compañeros, sino amigos que han dejado sus huellas, silenciosa y generosa, en nuestras vidas. La lucha y el juramento que dimos todos los que abrazamos la vida bomberil es dar la propia vida por quienes nos necesitan. Compañeros, cumplieron a cabalidad su tarea. Queremos que el sacrificio hecho por ustedes sirvan como ejemplo”, afirmó Ramírez.
Los cuerpos sin vida de las víctimas fueron despedidos con aplausos y hurras por sus camaradas y los miembros de otras compañías solidarias, en el momento en que los féretros quedaron depositados frente a la cruz mayor, antes de ser derivados a un panteón.
Representantes de diversas compañías de los departamentos Central, Itapúa, Caaguazú, Alto Paraná y de la ciudad de Iguazú, provincia de Misiones, Argentina, acompañaron hasta su última morada a los fallecidos, compartiendo el dolor de la familia.
QUE TERMINEN. Enrique Onieva, representante de la 1ª Compañía de Bomberos de Central, aprovechó el momento para pedir que terminen las carreras clandestinas que tantas vidas jóvenes están llevando.
El voluntario recordó que jóvenes como los que ahora perecieron sirviendo a la sociedad es lo que se necesita, resaltando que están cansados de auxiliar a las víctimas de las carreras clandestinas.
Hace diez días, tres menores de edad perdieron la vida, uno calcinado, en un choque de una motocicleta que participaba de una de estas carreras clandestinas, con un automóvil, en Juan E. O’Leary. Otros dos murieron en la zona de Minga Guazú.