Pocas experiencias en el Paraguay han calado tan hondo en la población, principalmente en los niños y en los jóvenes, como el programa Sonidos de la Tierra, que el músico y director de orquesta Luis Szarán inició en el 2002, con la participación de un grupo de entusiastas colaboradores.
La iniciativa celebra esta semana sus quince años de creación con un gran seminario y festival en la ciudad de Ypacaraí, recibiendo a delegaciones de todo el país y algunas del exterior, tras haber permitido el acceso directo a la educación musical a más de 18.000 niños, niñas y jóvenes, principalmente de escasos recursos, en 212 comunidades en 16 departamentos, mediante la formación de escuelas de música gratuitas, agrupaciones corales y orquestales, y comisiones de apoyo, que conforman la red social física más grande del Paraguay. Hoy prácticamente no existe un pueblo o una ciudad que no tenga una orquesta sinfónica o un grupo musical nacido bajo el estímulo de Sonidos de la Tierra.
El joven que durante el día interpreta a Mozart, de noche no rompe vidrieras fue la frase que hace quince años motivó al maestro Szarán a llevar adelante su propuesta de emprendedurismo, utilizando la música para crear capital social. En todos estos años, el programa ha contribuido como ningún otro a fortalecer la identidad y a rescatar elementos de nuestra cultura, como la revalorización del arpa paraguaya, formando a más de 600 intérpretes en todo el país.
Sin duda, una de las hazañas memorables fue haber constituido el conjunto de arpas más grande del mundo, con 420 intérpretes, que rompieron la marca del Guinnes World Records en el 2013, con un gran concierto en el estadio del Consejo Nacional de Deportes.
Pero, sin duda, la mayor contribución de Sonidos de la Tierra no fue formar a miles de jóvenes músicos y diseminar orquestas sinfónicas por todo el territorio nacional, sino educar en valores, formando a nuevos ciudadanos, instruyendo de paso a los padres, familiares y voluntarios adultos, estimulando la formación de comisiones de apoyo que han aprendido a crecer a través del diálogo, la organización comunitaria, la planificación de proyectos y la acciones conjuntas para alcanzar un mayor desarrollo.
Mañana viernes, una orquesta y coro de más de 3.000 niños, niñas y jóvenes cerrará el encuentro de celebración por estos 15 años, con un megaconcierto en el Estadio Bicentenario de Ypacaraí. Será bueno conmemorar con ellos y agradecer por la valiosa tarea con que están ayudando a cambiar positivamente el país.