A veces los avances que tenemos como sociedad pasan desapercibidos para nosotros mismos. Es el caso de hechos que nos confirman que la construcción de ciudadanía ya no es un objetivo tan imposible.
Es emblemático el caso de los estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional (Fiuna), quienes habían realizado un histórico paro de 168 días para exigir transparencia y la renuncia del decano Éver Cabrera. Las denuncias contra la estructura prebendaria instalada en la casa de estudios estuvieron bien documentadas y fueron presentadas incluso al Congreso Nacional; hace apenas unos días el Consejo Directivo de la Facultad de Ingeniería destituyó como decano y docente al ingeniero Éver Cabrera.
Los miembros del Consejo Directivo de Fiuna tomaron en consideración las transgresiones cometidas por Cabrera: superposición de horarios, alteración de planillas, asistencia y marcador electrónico; provocación de actos de violencia y atropello a estudiantes y padres; violación de reglamentos de la UNA y de Fiuna y aprobación de resoluciones arbitrarias contra personas que no son de su simpatía.
Ante las situaciones que consideraban injustas y alejadas de la legalidad, los estudiantes, los docentes y hasta los familiares de los universitarios se unieron en una campaña que no descansó hasta lograr el objetivo. Incluso, después de haber sido levantado el paro en unas históricas elecciones, lograron destronar a la claque que manejaba la facultad de Ingeniería.
Y ciudadanía se comenzó a construir también desde una plaza, en momentos en que todo apuntaba a un quiebre del estado de derecho. Cuando se dejaron de lado las banderías políticas y el gran gesto de desafío fue portar una vela u ofrecer flores a los policías, como un acto de rebelión ante la misma violencia generada por los sectores que solo buscaban fundamentos para generar más violencia.
Pese a que mucho se dijo al respecto, además de algunas presiones externas que pueden haber incidido en la decisión del presidente Horacio Cartes para desistir de la enmienda, la movilización ciudadana logró hacer retroceder a quienes no dudaban de violentar la Constitución Nacional para lograr la reelección presidencial.
Las que mencionamos son dos victorias recientes que demuestran que las acciones de la ciudadanía, cuando esta se decide a participar, sea para denunciar o reclamar situaciones injustas o el respeto de nuestra Carta Magna, son los hechos concretos que le dan el verdadero sentido a la democracia. Quienes gobiernan deben entender el mensaje: el poder está en la gente.