Los protagonistas fueron Luis Olmedo y Dolores López, apresados después de la masacre de Curuguay en Marina Cué. Condenado, Luis, a 20 años y Dolores, a 8 años, con los otros compañeros en una farsa de juicio que comenzó con la desaparición de “la presunción de inocencia” en un fiscal que “perdió” pruebas a favor de los acusados e “introdujo” otras a destiempo contra ellos. Con un juez obsecuente al mandato de dar condena y con dos apelaciones que no se atendieron.
Ahora están a la espera de lo que diga definitivamente un Tribunal de la Corte Suprema sobre si la forma de realizarse el juicio fue constitucional o no. Con ello nos dirán si no hay justicia en el Paraguay. Mientras tanto Luis y Dolores son presos políticos y solo con la libertad de ellos y su compañeros condenados , creeremos en la Justicia.
Todo lo vivido el sábado 29 fue profundamente humano, pues a pesar de la farsa de juicio soportada, existe esta pareja que se ama y ha jurado este amor ante Dios.
Les puedo decir que todo que fue emocionante.
Desde el comienzo cuando ellos saludaron a los presentes, hicieron la oración, leyeron el Nuevo Testamento y nos hablaron. En el sacramento del matrimonio él y ella son los ministros y todo los demás, incluido el sacerdote, somos testigos de la Iglesia, familia, compañeros, etc.
En la capilla de la cárcel de Tacumbú con mucha alegría y lágrimas presenciamos el sí en la misa y participamos del refrigerio.
Esperanza y alegría compitieron en el acto. Allí estaban presentes los otros condenados sin pruebas a 18, 20 y 35 años, (Rubén, Néstor y Arnaldo), sus familiares que vinieron de Marina Cué y miembros de los colectivos que les seguimos acompañando desde hace cinco años.