Por Kiara Coronel y Magdalena Britos
Un padre amoroso, soñador y compinche se esconde detrás de un hombre con pelo largo que acompaña su look con la remera negra de algún grupo de metal o rock. Los prejuicios nunca encontraron hospitalidad en la vida de Jorge Murray González y hoy, a los 40 años, puede definir sus días como “increíbles y sorprendentes”.
Sus hijos lo reconocen como un papá fuera de serie, genial y hasta maravilloso. Romper estructuras mentales y convencionales, al menos de manera inconsciente, fue convirtiéndose en uno de los condimentos que dieron luz a su vida.
Tenía 20 años cuando su pareja mencionó una fuerte frase que hasta hoy recuerda con igual emoción: ‘Estoy embarazada, vas a ser papá’. Su vida no volvió a ser igual tras escuchar tales palabras; las mismas que no lograron ser más fuertes que aquel momento en que pudo ver por primera vez el rostro de su pequeña Jazmín.
Para conocer más la vida de Murray, lo invitamos a él y a sus dos hijos, Jazmín y Agustín, al bar Die Mannschaft, ubicado sobre las calles Eligio Ayala casi Tacuarí, de Asunción. En medio de la música, un poco de cerveza y alegría, conversamos con ellos para ampliar la historia. El resultado fue genial y obliga a dejar de lado aquel mundo de prejuicios que nos separa de una increíble realidad.
LO QUE NOS CONTARON...
“Cuando me enteré que sería padre tuve miedo, fue la primera emoción que sentí; pero miedo a lo desconocido, hasta que comencé a imaginar los momentos que hoy estamos viviendo: cómo va a ser mi relación con ella (con Jazmín), cómo nos íbamos a llevar, qué tipo de padre sería... empecé a fantasear con eso”, relató Jorge en medio de la entrevista.
Para él, convertirse en padre fue una de las experiencias más maravillosas de su vida en las dos oportunidades. Con Jazmín se inauguró como progenitor, mientras que con Agus reforzó todo lo aprendido anteriormente.
“Me generaba mucha expectativa el hecho de ser padre. De imaginar a mi hermosa princesa, a mi primera hija, más aún cuando pensaba en todo el futuro que tenía por delante. Fantaseaba con el momento en que ella me diría papá. Es algo muy fuerte para el hombre, aunque yo siempre deseé ser padre”, confesó.
Murray es guitarrista en un grupo de metal; de puras canciones “pesadas”, como muchos piensan. Sin embargo, pese a su amor a la música, este arte no pudo ser más que “un gusto caro” en su vida. Para mantener a sus hijos tuvo que tocar “recreativamente” mientras estudiaba una “profesión seria” que le genere mejores ingresos. Los estudios lo convirtieron en una analista de sistemas.
“Me hubiera gustado vivir de la música, pero no es más que mi vicio caro. Siempre estuvo y está un poco lejana la posibilidad. Tuve que abrazar otra profesión para sacar adelante a mis hijos”, contó.
Siempre recurro a mi papá...
Aunque Jazmín mantiene una buena relación con su mamá, confesó que cuando tiene alguna duda o penas de amores, recurre a su papá; el mismo que para algunos prejuiciosos, por su aspecto físico y su gusto musical, no es digno de confianza. Ella piensa lo contrario y en él deposita toda su amistad y complicidad.
Agustín nos relató lo que para él significa tener un papá que “rompa moldes”. “En la escuela me dicen: ‘Tu papá es de la gran puta, quiero que mi viejo sea así mismo’. Me encanta que mi viejo sea auténtico, estoy orgulloso de él y encima compartimos el mismo gusto por la música”, dijo.
Para sus dos hijos, Jorge es “genial”. Según comentaron, lo apoyan en todo y hasta gozan de acompañarlo a sus conciertos y darle una mano cuando necesita que alguien lo ayude con transportar sus instrumentos, entre otras cuestiones logísticas.
Libres para construir un camino propio...
El metalero apasionado no piensa siquiera en convertirse en un padre celoso. Apuesta por la libertad y por una de las enseñanzas que impartió a sus hijos: “tomar conciencia de cada época que deben vivir”. A su parecer, toda persona debe poder elegir por sí misma, en especial sus “pequeños”.
“Ellos tienen que vivir sus propias experiencias. Esa es una de las partes difíciles de ser padre: dejar que choquen contra la pared para aprender. Eso no quita que ambos son la alegría más grande en mi vida. Nada está antes que ellos”, argumentó.
Para él, su vida es increíble e incluso piensa en que cuando deba escribir un libro sobre sus memorias, el material lograría venderse “como pan caliente”.
“Soy tremendamente feliz con lo que tengo y con mi estilo de vida. No lo cambio por nada”, terminó diciendo Murray.