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Dusty, el avión que de fumigador pasó a convertirse en un gran corredor de carreras, ahora por fuerza de las circunstancias deberá otra vez cambiar de profesión. Un accidente lo obliga a ser un bombero, lo que implica mayores peligros de los que solía correr cuando era un famoso velocista.
Esta nueva situación nos lleva a conocer a toda una serie de nuevos personajes, cuyas personalidades diversas son esenciales para mantener la comicidad y la variedad de situaciones que estas comedias están obligadas a ofrecer. Los compañeros de Dusty pasan así a un segundo plano, para que los rescatistas tengan todo el protagonismo.
Como esta serie está muy relacionada a Cars (de los estudios Pixar, también de Disney) veremos otra vez a muchos autos interactuar con los aviones. Esta vez incluso más que el primer capítulo, pues varios de los apagadores de incendios serán vehículos terrestres, así como otros personajes eventuales.
Como se trata de bomberos, la valentía es un rasgo que se da por descontado en todos ellos; los hay temerarios, y algunos mostrarán rasgos patológicos en situaciones siempre cómicas. Claro que el peligro existe, y ese será el rasgo de esta segunda entrega. Por primera vez, la muerte acechará a nuestro héroe, y será un tema recurrente en muchas escenas. El suspenso, por lo tanto, será un ingrediente constante y marcará la diferencia con la primera aventura. El humor chispeante no quedará atrás, así como algunas situaciones que son más bien mensajes cómicos a los padres antes que para los niños, tales como la parodia a Chips, patrulla motorizada o las intervenciones del helicóptero de origen indígena.
Aunque en el primer capítulo el cambio en su vida fue por su propia voluntad, esta vez Dusty no está tan convencido al principio. Sin embargo, su versatilidad es un rasgo a tener en cuenta, así como la valentía que muestran él y sus compañeros. Una buena comedia que indica que el equipo de John Lasseter está poco a poco encontrando el camino hacia las buenas producciones animadas. El diseño, sea del paisaje o de los protagonistas motorizados, es magistral, pero el toque mágico en el guión aún les es esquivo.