Por Carlos Morales
Cuando los locos bajitos comienzan a dar sus primeros gateos y sus pasos, los padres tienen que tener los ojos más que bien abiertos. Sobre todo cuando van desplazándose libre y alegremente por el suelo y en el camino encuentran cosas que pueden llevar a la boca.
Hace unos días, el director de Coordinación de Hospitales Especiliazados, doctor Carlos Morínigo, participó en la intervención quirúrgica donde a un niño le habían extraído un alfiler. Morínigo señala que la mayoría de casos que tienen que ver con ese tipo de problemas se sitúa entre cero y cuatro años, edades en las que el niño experimenta con la boca el mundo que toca.
Muestras. “Tenemos desde pinches, alfileres, silbatos, etc. En el interior aparecen más casos relacionados con las semillas y granos de maní, poroto. En los pacientes de un año el maní les obstruye totalmente la tráquea y mueren”, revela Morínigo. Explica que todo lo que sea menor del tamaño de la boca de un niño, representa un peligro para su integridad.
Hace un especial énfasis en que los padres o encargados del cuidado del niño no deben descuidarse. Sobre todo con los enchufes y partículas que puedan llevar a la boca y que pueden estar por el piso cuando empiece a gatear.
Juguetes. Morínigo alerta a los padres sobre los juguetes que les darán. No solo por las partes pequeñas que puedan llevar a la boca. Señala el caso de aquellos que llevan pilas. “Ese tipo de pilas son altamente corrosivas y literalmente queman la tráquea, lo cual puede dejarles un daño de por vida”. Considerando la época, también insta a tener cuidados con los adornos navideños.
Aclara, además, que los pequeños no tragan los objetos, sino que los aspiran. “El problema es la aspiración. Si traga no hay problema, porque no se tranca en la vía respiratoria. La cuestión es cuando va al pulmón por ejemplo. Ahí se obstruye la vía respiratoria y muere el niño. Si uno traga va al estómago y punto”. Con respecto a los padres que dan panificados a sus hijos, recomienda que dejen de hacerlo.
El doctor Morínigo hace especial énfasis en que los padres no deben caer en la desesperación alarmista cuando surge un problema como este. Lo mejor es mantener la calma y tratar de convencer al niño para que muestre lo que tiene en la boca. En caso de que la situación sea más grave, realizar las maniobras correspondientes y acudir a un servicio médico.
Consejeros. El profesional de la salud señala que los pediatras deberían de capacitar a los padres sobre cómo realizar la maniobra heimlich (compresión abdominal), sobre todo en los bebés. También habla de la importancia de que desde el estado se impulsen cursos de primeros auxilios para los bebés, tal como los suele hacer la Cruz Roja.
“Sería interesante que el Ministerio de Salud habilite cursos para saber cómo realizar esta maniobra y la reanimación cardiopulmonar básica que puede salvar muchas vidas”. Morínigo enfatiza la importancia de que los pediatras realicen esta capacitación, ya que ellos son los que están en contacto con la madre.