28 mar. 2024

Un gerente más político que económico

Soberbio, honesto, hábil, pero despreocupado de los problemas de la gente. Tal la definición que IBOPE reveló en una encuesta publicada por este diario y que sintetiza con bastante precisión el perfil del primer año del presidente Horacio Cartes.

El empresario devolvió a la ANR al poder, luego de un corto y turbulento periodo opositor que tuvo dos tiempos: Fernando Lugo, el ex obispo de perfil socialista que llegó gracias a una alianza política con el PLRA, tumbado por sus propios aliados y cuyo gobierno completó su vicepresidente y verdugo, Federico Franco, que dejó a los liberales con la peor imagen de corrupción de toda su historia.

en lo político. Cartes llegó al poder de la mano de la ANR y la ANR retornó al poder de la mano de Cartes. Ninguno lo hubiese logrado sin el otro. Sin embargo, desde el principio se marcarían las diferencias sobre el concepto del poder y sus límites. La primera guerra fue el gabinete de ministros, donde los técnicos ganaron la pulseada a los políticos, hasta hoy. Incluso los colorados deben tolerar a un ministro liberal en Interior, al que no pueden derribar a pesar de ser la seguridad el área más cuestionada.

Con nula experiencia política, Cartes supo aprovechar sin embargo la decadencia de los políticos que como nunca recibieron el repudio ciudadano.

Aprovechó el escenario y forzó la aprobación de leyes que le dieron superpoderes en materia de seguridad, la ley de Alianza Público-Privada y la emisión de bonos por nada menos que 1.000 millones de dólares.

Cartes encontró el Talón de Aquiles, el punto débil de los políticos: la transparencia, la información pública, es decir el acceso ciudadano al secreto mejor guardado de la transición: los nombres y los salarios de la función pública. Sabía que destapar la olla de la corrupción de los estatales y las binacionales dejaría sin argumentos a colorados, liberales, izquierdistas e independientes. Los datos hasta entonces solo pertenecían a la Cosa Nostra política.

Gracias a esta devaluación, Cartes logró escasas trabas en el Congreso, que hoy más que nunca está bajo la lupa ciudadana.

La difusión de la lista de funcionarios (incluidos los de las binacionales) y sus salarios es quizá el logro más importante en este primer año de gestión. Ni Lugo ni Federico, que a sabiendas que el Estado y las binacionales han sido secuestrados por la ANR, se atrevieron a dar el empujón. Al contrario, sumaron a sus leales a la lista de la casta privilegiada y decidieron seguir guardando la llave.

EN LO ECONóMICO. Hay una coincidencia sobre la paralización de la marcha de la economía hasta diciembre del año pasado. Un poco por el desconocimiento de los ministros y otro poco por arreglar el descalabro financiero de la era liberal. Algo así como poner la casa en orden.

Mantuvo una interesante guerra con las poderosas constructoras y las farmacéuticas, revelando la mafia de las licitaciones.

Cartes cierra el año con la venta de bonos por 1.000 millones de dólares, una operación financiera exitosa pero que eleva drásticamente la deuda externa. La luz amarilla que se prende con esta operación, a criterio de analistas económicos, no es solo la debilidad institucional centrada en la capacidad de diseñar proyectos y ejecutarlos, sino la transparencia, fiscalización y fundada sospecha de corrupción en el uso de esos fondos.

Cartes tampoco se anima a ponerle el cascabel al gato en cuanto a la equidad tributaria, sobre todo cuando se trata de cobrarles a los agroexportadores. Aún está por verse el “gerenciamiento” cartesiano en la economía, más allá de poner la casa en orden y arreglar las cuentas en medio de una pesada burocracia estatal .

EN LO SOCIAL. “Despreocupado por los problemas del pueblo”, dice una de las características de Cartes, según la encuesta. Esto es la ausencia del Estado en lo social, un área muy marcada en la era Lugo, que visibilizó y dio atención mínima a los pobres extremos. Hay temas transversales que los gobiernos no pueden frenar y este es uno de ellos.

No solo subió el precio del pasaje del transporte sino además se decidió subsidiar a los empresarios más odiados por la gente.

En el área de la reforma agraria no hay grandes pasos, pero no puede negarse que el Indert dio solución a un tema emblemático de la era Lugo: los carperos vs. los brasiguayos. Con acciones en Santa Lucía apagó un incendio que había quedado del periodo anterior.

Los campesinos son los más duros detractores del presidente-empresario, poniendo foco en la cuestión de la Ley de APP y los bonos soberanos.

SEGURIDAD. La encuesta publicada hoy da un fuerte golpe al Gobierno en esta materia. Casi el 90% considera un fracaso la política de seguridad, especialmente en la lucha contra el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo. Es que el presidente vendió una imagen de mano dura, cuasi militar en este tema. Había una alta confianza en que daría golpes contundentes, pero utilizando su misma frase cuando asumió, el EPP le está marcando la agenda. Tiene el triste récord del secuestro más largo: el joven Arlan Fick cumple hoy 137 días de cautiverio a pesar del pago de medio millón de dólares por su rescate. Y hay otro oficial de policía en manos del grupo guerrillero, de cuyo secuestro e intenciones no se tienen noticias.

En cuanto a la inseguridad ciudadana, esa que golpea vestida de delincuencia común, de motochorro, la sensación es cada vez más preocupante.

RELACIONES INTERNACIONALES. Sin dudas. La reinserción al Mercosur, que había suspendido a Paraguay tras la destitución de Lugo, es uno de los hitos en materia internacional y que la gente aplaude, a juzgar por la encuesta. Pero el desafío no está en los bloques sino en las relaciones con los vecinos, especialmente con los gigantes Brasil y Argentina, con pleitos pendientes coincidentemente en materia energética.

congreso y partidos políticos. El Parlamento es donde se concentra el poder partidario. Una primera pulseada que ganó es la transparencia en la gestión pública, que golpeó en pleno rostro al Congreso, donde emblemáticas figuras de la ANR están en el banquillo judicial por la perversión del uso del dinero público.

Ya hay un quiebre en el partido de gobierno. El sector de Julio C. Velázquez, que abiertamente defiende la política clientelar, ya hizo rancho aparte. Con un pie más afuera que adentro está Javier Zacarías Irún, que cuestiona pero aún no se anima a romper lanzas. Lilian Samaniego sigue firme a su lado y Juan C. Galaverna, que pretendía ser el candidato cartista para la Junta de Gobierno, tuvo un duro traspié con la difusión de un video sexual que lo dejó abatido, dando manotazos de ahogado y culpando a todos menos a sí mismo de semejante bochorno político.

Su mejor aliado no es el PLRA, pero sí Blas Llano, que maneja el PLRA. El presidente del Congreso es hoy un puntal clave para la gobernabilidad, que se irá complicando a medida que se acercan las elecciones municipales y si no da un salto cualitativo en su gestión.

La izquierda está, pero no molesta. El Frente Guasu actúa como si tuviera cola de paja, en el medio camino de todo. Su líder, Fernando Lugo, no es ni quiere ser de izquierda y parece haber perdido la brújula política.

lo que se viene. Cartes ya no tiene excusas para hacer lo que todo el mundo espera que haga. Con la casa en orden, fondos que ningún otro gobierno tuvo jamás, políticos aún dóciles por sus pecados publicados pero en estado de alerta para saltar, el presidente debe hacer honor a lo que se espera de él: ser el gerente que ponga en marcha el Estado, con el sello de la transparencia, la eficacia, la firmeza necesaria y consensos sociales y políticos. Este nuevo periodo que se inicia se avecinan problemas que no tuvo el primer año, como la crisis partidaria tanto en la ANR como el PLRA.

Contradictoriamente, Cartes el presidente-empresario, sorprendió este primer año con acciones más políticas que económicas, con la política de transparencia acogotando a la clase política, la reinserción política al Mercosur, con alianzas claves para su gobernabilidad, etc. Aún falta que entre en escena el presidente-gerente.

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