Por Irma Oviedo
María Isabel Valiente de 58 años, más conocida como Marisa, es el ángel de la guarda de miles de niños paraguayos que emigran diariamente a Buenos Aires, Argentina, en busca de tratamientos médicos complejos y gratuitos. La enfermera paraguaya nacida en Asunción, pero criada en el país vecino, huyó de la dictadura junto a su familia, según relató con un aire nostálgico.
Durante su rauda visita al país, ÚH logró conversar con Marisa. Ella relató que ya suman 28 años de su vida dedicados al Hospital de Pediatría Garrahan. Mientras mira el horizonte y trata de ir recogiendo aquellas historias que marcaron su profesión de enfermera, las lágrimas recorren su rostro. Ella quiere una salud gratuita, integral y universal para todos.
Rememoró que algunos niños lograron sanar, pero otros solo encontraron el descanso eterno. “Viajan para buscar una oportunidad de vida. Van para buscar una solución a sus problemas, muchas veces la tenemos, otras llegan sin solución. Emigran muchos buscando oportunidad, a veces no es lo que uno espera obtener porque no todo lo que brilla es oro”, dijo. Los niños paraguayos son atendidos sin ningún problema en el Garrahan, pero ella se encarga del área social, como buscarles hospedaje, alimentos, vestimentas y otros.
No solo es el nexo con los niños en el Garrahan, también los adultos la buscan para que les ayude a ingresar a otros hospitales. Su conexión con la Red Nacional de Cáritas, una entidad de beneficencia, le permite dar ayuda a los paraguayos.
Pablo Rojas (18) admira a su ángel guardián, según manifestó. El joven padecía un tumor en la cabeza, a sus 17 años, no encontró tratamiento en el país por lo que volaron, literalmente, a Buenos Aires, por recomendación y conocieron a Marisa. Hoy sigue tratamiento y está en recuperación.
ATENCIÓN. Un promedio de 10 a 15 niños paraguayos acuden diariamente al Garrahan. El 10% de los 720 internados son compatriotas. El trasplante hepático con donantes vivos, enfermedades cardiológicas complejas, oncológicas, problemas neurológicos, son los tratamientos con más demanda. Afección del intestino corto y escoliosis (problemas de columna), también porque no tienen tratamiento en el país.
“La colectividad paraguaya es muy generosa. Los paraguayos tenemos un corazón muy grande y siempre hay personas que nos dan hospedaje”, señala al referirse cuando un compatriota no encuentra un lugar donde permanecer y el tratamiento llevará mucho tiempo.
El desarraigo y la falta de recursos son las barreras con las que tropiezan los paraguayos en busca de salud gratuita. “Es muy triste ver, me conmueve cuando mueren los niños, porque nunca están papá y mamá, solo está uno de los dos. Y el otro recibe acá un cajón, a veces el niño necesita volver a su país y vivir sus últimos días con su familia”, comentó entre lágrimas.
La enfermera paraguaya pide al ministro de Salud, Antonio Barrios, que entienda que no todos pueden pagar un tratamiento. “Me gustaría que el señor presidente (Horacio Cartes) algún día me pueda escuchar”. Lamentó que se dejó sin efecto la ley Fiorotto que otorgaba recursos, hasta el año pasado, a los compatriotas necesitados en Buenos Aires, a través de la embajada.