BRASILIA - BRASIL
El Gobierno del presidente conservador Michel Temer recibe un escaso apoyo de 14% entre los brasileños, en tanto el nivel de rechazo se mantiene en 39%, igual que cuando fue confirmado en el cargo hace poco más de un mes, según un sondeo divulgado ayer.
Un 34% de los encuestados calificó la administración Temer de “regular” y un 39% de “mala o pésima”, precisó la encuesta realizada por el instituto Ibope para la Confederación Nacional de la Industria (CNI). En el sondeo anterior, de julio, cuando Temer era aún presidente interino, recibía un apoyo de 13% y un rechazo de 39%.
La medición divulgada ayer martes es la primera que realiza Ibope desde que Temer asumió la presidencia de manera definitiva tras la destitución el 31 de agosto de la izquierdista Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas.
Temer, de 75 años, fue vicepresidente de Rousseff desde el inicio de su primer gobierno en 2011, pero se convirtió en su más férreo enemigo cuando pasó a la oposición que trabajó para sacarla del poder. La ex mandataria lo acusó de liderar un “golpe parlamentario” en su contra.
La tarea más cuesta arriba del Gobierno Temer será recuperar las cuentas públicas y reactivar la economía, que está en recesión desde el año pasado, cuando cayó 3,8% y acumula 12 millones de brasileños desempleados. Los mercados, sin embargo, dieron un voto de confianza a Temer, quien está empeñado en promover recortes al gasto público para revertir el rojo fiscal.
congelar gastos. El nuevo Gobierno presentó ayer ante una comisión legislativa una propuesta de enmienda constitucional que pretende congelar durante 20 años el aumento de los presupuestos, a fin de corregir un proceso degenerativo de las cuentas públicas. El presidente Temer espera que esa reforma, que solo permitiría ajustar el gasto público en función de la inflación, entre en vigor ya en 2017, aunque el texto presentado aplaza hasta 2018 su aplicación en las áreas sensibles de salud y educación. La medida ya había sido anunciada en junio y es la primera del gran ajuste impulsado por Temer, quien fue confirmado en el cargo a fines de agosto tras la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff. En la fila vienen otras con fuerte volatilidad política y social, como la reforma del sistema de jubilaciones y de la legislación laboral y una mayor apertura del sector petrolero.