Trump no reveló aún las grandes líneas de las operaciones a venir contra el grupo Estado Islámico (EI) y Al Qaeda, ni optó por alguna de las alternativas ofrecidas en el plan de acción que le transmitió el Pentágono a fines de febrero.
Sin embargo, otorgó amplios poderes a Mattis y a los jefes castrenses.
Los militares “ya no tendrán que pedir” a funcionarios en la Casa Blanca “el permiso para responder un ataque en Afganistán”, se congratuló el senador John McCain, presidente de la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado.
El Pentágono ha guardado discreción sobre este nuevo modo de funcionamiento, pero sus responsables han confirmado que gozan de una autonomía mayor que en el pasado.
“Jim Mattis recibió la autorización para conducir las operaciones militares de la forma que considere mejor”, dijo Chris Sherwood, portavoz del Departamento de Defensa.
“El presidente ha delegado su poder en toda la cadena de mando”, dijo por su lado un alto oficial.
Según fuentes coincidentes, Donald Trump dio más autonomía al jefe de las fuerzas estadounidenses en el Medio Oriente, el general Joe Votel, para atacar a Al Qaeda en Yemen con drones armados.
Una decisión similar es esperada para Somalia, confirmó el general Thomas Waldhauser, el jefe de las fuerzas estadounidenses en África. “Esto nos permitirá atacar blancos de manera más rápida”, afirmó ante la prensa. afp