AFP
WASHINGTON - EEUU
La última propuesta del presidente Donald Trump de instalar paneles solares para levantar un muro anti-inmigrantes en su frontera con México parece una idea brillante, pero según expertos consultados, de todas formas enfrenta numerosos obstáculos.
El argumento central de la campaña de Trump de construir un muro en la frontera siguió siendo promovido por el nuevo presidente en el inicio de su mandato, pero ha fracasado en conseguir un gran apoyo del Congreso, que rechazó financiarlo.
Pese a sus repetidas declaraciones de que México pagaría la factura, el país vecino ha rechazado constantemente la idea de que vaya a pagar por esa obra, cuyo costo ha sido cifrado entre 8.000 y 40.000 millones de dólares.
Trump resucitó el miércoles el proyecto y le agregó un toque ecológico. “Voy a darles una idea de la que nadie ha oído todavía: La frontera sur, mucho calor, mucho sol... nosotros reflexionamos en la construcción de un muro como un muro solar”, afirmó durante un mitín frente a sus simpatizantes reunidos en Cedar Rapids, en Iowa. “Esto generaría energía y esto lo financiaría”, agregó.
La organización de expertos Asociación de Industrias de Energía Solar (SEIA) ha dado una prudente bienvenida a este reconocimiento de la energía renovable, para la que el presidente Trump no había mostrado hasta ahora mucho apoyo. “Estamos felices de saber que el presidente aprecia los numerosos beneficios de la energía solar”, declaró Dan Whitten, portavoz de la SEIA.
“Estamos de acuerdo en que esto constituiría un planteamiento económico y respetuoso del medioambiente, pero esperaremos conocer más de este plan para comentar más”, agregó.
Escepticismo. Otros se mostraron más escépticos sobre la puesta en marcha de tal proyecto.
Para que la energía solar sea rentable, hace falta que los compradores y usuarios no estén instalados demasiado lejos de la fuente de producción, anotó Anya Schoolman, responsable de Community Power Network, una asociación que apoya proyectos solares locales y regionales.
“Estos tableros van a estar en medio de la nada. Es difícil ver quién va a comprar esta energía”, subrayó, añadiendo además que el muro, que se estima cubriría unos 3.200 kilómetros de largo, va a atravesar varios estados.
Esto no solo implica diferentes reglamentaciones, sino también diferentes socios a nivel de las compañías productoras de energía o de los distribuidores.
Para Edward Alden, del Consejo de Relaciones Exteriores, “un muro de paneles solares sería mejor que solo una barricada, pero las largas distancias entre esta frontera y los lugares donde la energía será consumida hacen que este proyecto corra el peligro de ser poco rentable”.
“No creo que la administración realmente haya considerado seriamente esta idea”, afirmó Alden.