Trabas. Según refiere Ñúñez, la primera licitación se concedió durante la gestión de Esperanza Martínez. La ampliación estaba destinada al nuevo sector de consultorios y laboratorios, especifica el director. A medida que iba avanzando la obra, empezaron a notar falencias en la estructura. Citando un ejemplo de las fallas, en un recorrido realizado por ÚH, se pudo comprobar que la dimensión del pasillo es menor a la que debería tener un hospital.
“Enviamos varias notas al Ministerio porque no nos gustaba cómo iba avanzando”, rememora Núñez. Ante el reclamo presentado, la obra se detuvo y se judicializó.
El abandono. Mientras el proceso en la Justicia seguía su curso, la empresa abandonó la obra. Como una parte de esta da a la casa, el lugar se convirtió en una especie de aguantadero para marginales de la zona.
“Encontramos latitas de cervezas, preservativos e incluso se llevaron cosas que habían”, refiere el director del hospital. En las paredes aún se podían ver identificaciones de barras bravas, colchones tirados en el piso, restos de cigarrillos y petacas de caña, el característico olor nauseabundo del orín y otros más, que testificaban el paso de los extraños.
Ante esta situación y el riesgo que representaba para el hospital, los mismos funcionarios tuvieron que cerrar los accesos que daban a la vía pública con tablas y clavos.
Además de los consultorios y el laboratorio, se ampliará el área de urgencias.
También se contará con espacio para los nuevos equipamientos.