24 abr. 2024

Trabajo en equipo para hacernos reír

Ya desde el primer capítulo de Madagascar los cuatro pingüinos se habían destacado por su originalidad; sin ser protagonistas, tenían toda la pasta para alguna vez tener su propia película. Y aunque tuvieron toda una serie de cortos a su cargo, se tardó bastante para llegar al largometraje.

Foto: UH Edicion Impresa

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Sergio Cáceres Mercado | caceres.sergio@gmail.com

En esencia, esta película no es tan diferente a aquellos cortos en cuanto que lo importante son los gags y no tanto la trama central, que es más bien simple y sirve solo de excusa para que veamos a los cuatro héroes hacer de las suyas en lo que más gusta a todos: una mezcla de eficiencia militar y torpeza e ingenuidad.

Lo novedoso acá es el preámbulo que nos permite conocerlos de niños y cuál es el origen de la amistad entre ellos. En ese inicio vemos el caso especial que significó Cabo en sus vidas, lo que luego al final de la aventura, como era previsible, será resuelto con espectacularidad aunque no con sorpresa.

La aparición de otro escuadrón de élite pondrá en aprietos a Skiper y su equipo. De ellos, una lechuza hará tambalear de amor al siempre frío y calculador Kowalski. El dilema será el trabajar en equipo o separados contra el enemigo común y poderoso encarnado en un pulpo resentido. El líder del escuadrón es un perro que la traducción latina decidió que tenga acento porteño, lo que sería equivalente al acento inglés que tiene en el original (Benedict Cumberbatch); la pose de sobrador del can explica perfectamente tal elección en el acento.

Desde el inicio y hasta el final, la película está llena de gags, algunos hilarantes, y todos ellos con el sello que hizo a los pingüinos de Madagascar el ganarse el cariño de los espectadores. Una entretenida y graciosa opción para estas vacaciones.

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