En los últimos días se habló hasta el hartazgo de una planta, una muy cercana a nuestros afectos.
Primero fueron los tomates. Los tomates y su altísimo precio, los tomates y los memes que se burlaban de su altísimo precio, los tomates y el contrabando, y así hasta el infinito.
Esta hortaliza de color rojo, originaria de este continente, forma parte fundamental de nuestra dieta. Una obviedad podrán decir, pero los tomates, del náhuatl tomatl, estuvieron de moda durante toda la semana.
La fama transitoria se debió a que su precio trepó a las nubes. Con el cierre del puente San Ignacio de Loyola, que une Falcón y Clorinda, nuestro mercado sufrió un desabastecimiento. Como la gente siguió demandando tomates, se dio un ajuste de los precios.
Así fue como en los supermercados podíamos ver que el precio había subido de una manera escandalosa.
También se pudo apreciar un aumento en otros rubros como las cebollas y las frutas, pero resulta que el tomate es el rey.
Un artículo publicado por ÚH informaba que en el 2013 se consumió, en promedio, unos 5 millones de kilos de tomate por mes.
Lástima que al final, una gran cantidad de tomate incautado por entrar de contrabando fue destruida. Como si en el país no hubiera gente con necesidades.
¡Viene el papa! El papa Francisco viene en el mes de julio a Paraguay, y según se anunció, se quedará dos días y medio.
Llegará el viernes 10 y en su agenda destacan un encuentro con religiosos en la Catedral, una misa en Caacupé y una gran concentración en Ñu Guasu.
Se cree que Francisco podría visitar a los jóvenes presos de Itauguá y a los pobladores del Bañado, pero nada de eso se puede confirmar aún.
Ante el anuncio de la visita papal ya se pueden leer en las redes sociales algunas reacciones adversas.
Que por qué el Estado tiene que gastar plata de los contribuyentes si somos un país laico; que por qué se va a gastar dinero en arreglar iglesias si somos un país laico, etc., etc.
Y sí, efectivamente, somos un país laico, pero viene Francisco y nadie va a salir a escracharle, sobre todo, porque no le hizo mal a nadie.
Más bien tendríamos que pensar que quizá en esos dos días los políticos no se porten tan mal; se arreglen unos cuantos baches. Sería demasiado que el papamóvil caiga en un buraco.
Porque, después de todo, quizá sirva para algo la visita, no sé, digo yo.
Después de todo, la última vez que vino un Papa al Paraguay, a los pocos meses cayó la dictadura de Stroessner.
No sé si me entendés...