18 abr. 2024

Tito: Un mundo fantástico convertido en cenizas

Vino al Paraguay solo para pagar su pasaje a Chile y se quedó por 36 años. En casi 2.000 funciones para niños, inventó un fantástico mundo de títeres y marionetas. Por intentar salvar a sus “hijos”, casi muere quemado. Esta es la historia de Tito y su fantástico mundo, actualmente en cenizas, pero que despierta la solidaridad del ambiente artístico.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

-¡Mis muñecos...! -gritó desesperado, cuando vio que su taller empezaba a arder en llamas, en la tarde del viernes, en el barrio Marangatú, zona norte de Fernando de la Mora, y se metió apurado entre las llamas, tratando de salvar los títeres y marionetas, y las piezas de una escenografía que estaba construyendo por encargo.

Héctor Armando García Castromán, más conocido como Tito, creador del recordado programa televisivo “El Mundo Fantástico de Tito”, resultó con 70% de quemaduras en gran parte del cuerpo, incluyendo el rostro, y tuvo que ser trasladado de urgencia al Hospital Central del Instituto de Previsión Social, donde se recupera, aún con un cuadro de gravedad.

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La noticia causó conmoción en la sociedad paraguaya, sobre todo en quienes disfrutaron gran parte de su niñez con los shows de muñecos y marionetas del inolvidable autor chileno, radicado en Paraguay desde 1978, y especialmente en la comunidad artística, en donde consideran a Tito como un actor y productor siempre generoso y solidario con sus demás colegas.

“Algo hay que hacer para ayudar a Tito García. Además de ser un artista talentoso y gran trabajador, es un buen tipo, y no precisamente un potentado”, planteó desde su muro de la red social Facebook en internet, el periodista Augusto Barreto. Inmediatamente, numerosas personas propusieron acciones solidarias y el Centro Paraguayo de Teatro (Cepate) convocó a sus asociados a una reunión urgente, en la tarde del sábado, para acordar iniciativas en favor del colega.

Ahora, ¿quién es Tito, el chileno-paraguayo que casi siempre ocultaba su rostro detrás de las grandes sonrisas de sus muñecos, o desde las bambalinas de un teatro de títeres y marionetas? Conozcamos un poco de su historia...

Cuando la tevé estaba en pañales...

Héctor Armando nació en un pueblo al sur de Chile, en 1946. Aunque la televisión ya había llegado al país, aún era un invento desconocido en su comunidad rural.

Cuando el niño tenía 8 años de edad, una compañía de teatro ambulante llegó hasta su escuela y ofreció una función con títeres.

“Ese día fue para mí como descubrir la magia. Quedé fascinado para siempre con los muñecos y apenas llegué a mi casa, empecé a fabricar mis propios muñecos, para hacer mi propio teatro de títeres. Mi abuela me ayudó, ella siempre fue mi cómplice”, recuerda Tito, en una entrevista.

Aunque sus padres no estaban muy de acuerdo, tras terminar el colegio, Héctor ingresó a estudiar teatro en la Universidad de Chile y, junto con otros compañeros, formó el Conjunto Teatro Nacional de Marionetas, del cual él fue su director.

Un recorte de periódico de 1971 los muestra sonrientes, recorriendo el interior del país para dar una serie de funciones, poco antes del golpe militar que derrocaría al presidente socialista Salvador Allende, iniciando la dictadura del general Augusto Pinochet.

En 1978, el grupo dirigido por García realizó una gira internacional a Bolivia, donde fueron sorprendidos por el golpe militar que derrocó al presidente boliviano Hugo Banzer.

Como los actores chilenos tenían contratos de trabajo con la televisión oficial del Gobierno derrocado, sus integrantes recibieron la “sugerencia” de abandonar el país y decidieron ingresar al Brasil como turistas, con todos sus equipos.

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“En Brasil empezamos a trabajar ilegalmente, ofreciendo espectáculos a los niños. Cuando se nos vencieron las visas de ingreso temporal, ya nos convertimos en inmigrantes ilegales. El problema es que teníamos con nosotros unos 500 kilos de equipaje de carga, principalmente los equipos de teatro, y no teníamos plata para volver a Chile, llevando todas nuestras cosas”, contó Héctor.

“Unos días” en Paraguay... que fueron 36 años.

En una de las funciones que ofrecían en Brasil, Tito García conoció a un piloto paraguayo, en ese momento un alto directivo de la hoy desaparecida compañía estatal de aviación Líneas Aéreas Paraguayas (LAP).

El actor chileno le contó su problema al piloto y este le ofreció llevarlos a él y a sus compañeros a Chile, con todo el equipaje, a cambio de una parada por “unos días” en Asunción, en donde debían ofrecer algunas actuaciones.

Fue así, de una manera totalmente fortuita, como Héctor llegó al Paraguay en junio de 1978, y tras ver la calidad de su espectáculo, le plantearon que haga una serie de funciones, durante 20 días, en el Teatro Municipal de Asunción.

Buscando que el espectáculo tenga promoción en la televisión local, el actor llegó junto a los directivos del Canal 9 TV Cerro Corá.

“Me ofrecieron un espacio publicitario, pero a cambio de que grabe un programa para el canal”, recuerda.

De ese modo, García empezó a diseñar un show televisivo con muñecos y marionetas, al cual bautizó como “El Mundo Fantástico de Tito”.

“En principio, el programa tenía que emitirse en Canal 9 solamente durante diciembre de 1978, con lo cual iba a pagar todo el costo de la propaganda de nuestra actuación en el teatro, pero el espacio televisivo tuvo tanto éxito que me pidieron que continúe al año siguiente, y estuve en Canal 9 por 8 años, después me contrataron en el Canal 13, donde estuve por otros 7 años”, narra.

Fue así como el breve paso “por unos días” que pensaba realizar por Asunción, se convirtió en una larga estadía que ya lleva más de 36 años.

“Paraguay es el lugar donde me he sentido más cómodo en mi vida, por la gran hospitalidad y generosidad de la gente”, reconoció el artista.

La hora más terrible...

En estos 36 años, Tito García se volvió el maestro pionero y principal referente de todos los actores y productores de teatro de títeres y marionetas en Paraguay, así como en un experto constructor de escenografías para programas televisivos y obras de teatro, como para eventos y fiestas infantiles.

Desde su productora Mundo Fantástico diseñó, además, una serie de campañas educativas para niños y niñas, como “El Palacio Bucal” y “La tienda de Carlitos”, conjuntamente con escuelas y colegios, mientras proseguía con sus shows infantiles, a los que denomina “Tatetito”.

En los últimos años realizaba programas televisivos, como “Juguemos a aprender”, para el canal educativo Arandu Rape, del Ministerio de Educación.

A pesar del éxito que ha tenido con sus producciones, Tito García no llegó a amasar fortuna. La foto de su vivienda incendiada en el barrio Marangatú y la precariedad de su taller, demuestran que seguía siendo principalmente un trabajador humilde y un artista incansable, que supo construir un “mundo fantástico” que trajo alegría a muchos hogares, y que en la tarde del viernes -aparentemente debido a un cortocircuito en el sistema eléctrico- ardió en llamas, hiriéndolo de gravedad.

Esperemos que, con la ayuda solidaria de sus colegas artistas y de su público, Tito pueda recuperarse pronto y –como el Ave Fénix- pueda lograr reconstruir su mundo fantástico de entre las cenizas.

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