EFE
La convocatoria de los sindicatos tuvo poca acogida en São Paulo, la mayor ciudad de Brasil y una de las más activas en cuanto a movilizaciones.
Los manifestantes protestaron frente a la sede de la Federación de Industrias de São Paulo (Fiesp), la patronal más influyente del país, contra el “recorte de derechos laborales”.
El Gobierno interino de Brasil ha admitido que prepara un proyecto de ley que apuntará a flexibilizar las leyes laborales, aunque ha aclarado que ello no supondrá “revocar” los derechos de los trabajadores.
“Es un acto de resistencia contra el sistema patronal que quiere enviar al Congreso una propuesta para reducir los derechos. Desde el Gobierno anterior ya se han puesto en marcha medidas para frenar derechos de los trabajadores”, señaló a Efe Miguel Torres, el vicepresidente de Fuerza Sindical.
Según Torres, Temer está repitiendo el mismo programa presentado por Rousseff, centrado en un plan de ajuste fiscal con el fin de reequilibrar las maltrechas cuentas públicas del país.
“El discurso es el mismo. Reforma de las pensiones en el gobierno de Rousseff y reforma de las pensiones en el gobierno Temer”, afirmó Torres, cuyo sindicato se mostró a favor del proceso de destitución contra Rousseff.
Junto a Força Sindical participó la Central Única de los Trabajadores (CUT), la mayor unión sindical del país y que históricamente ha sido una aliada del Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff y del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El presidente nacional de la CUT, Vagner Freitas, advirtió que la movilización de este martes fue uno de los “pasos de resistencia” antes de la convocatoria de huelga general.
“Vamos a resistir, vamos a luchar para impedir el aumento de la explotación y de la retirada de los derechos”, señaló Freitas en un comunicado.