29 mar. 2024

Temporada de promesas

El ojo blindado

Por Fernando Boccia Torres  –  fernando-boccia@uhora.com.py

Por Fernando Boccia Torres – fernando-boccia@uhora.com.py

El próximo 15 de noviembre, pobladores de los 250 distritos de todo el país irán a las urnas para elegir a sus nuevas autoridades. Más que nunca, los paraguayos deberíamos colocar una enorme lupa sobre aquellos que pretenden administrar nuestras ciudades. La prensa, al igual que todo ciudadano, debe empezar a investigar a los que buscan ser candidatos. Algunos eventos ocurridos en los últimos meses nos muestran qué tan importante pueden llegar a ser los cargos municipales para la institución más poderosa de este país: la mafia.

En octubre Pablo Medina fue asesinado. Sus publicaciones molestaban al intendente de Ypejhú, Vilmar Neneco Acosta. Cansado de que recuerde sobre sus presuntas vinculaciones con homicidios y el tráfico de marihuana en la zona, el jefe comunal de aquel pueblo fronterizo mandó matar al periodista.

Vilmar sigue prófugo y a medida que se lo investiga, más información se conoce sobre sus crímenes. De no haberse alterado y ordenado la muerte de Medina, probablemente hoy estaría haciendo campaña por su reelección y así mantener protegido a su negocio más importante: el narcotráfico.

A unos cuántos kilómetros de Ypejhú se encuentra el novel distrito de Yby Pytã, en el Departamento de Canindeyú. La vida de Virgilio Portillo Orué es sorprendentemente similar a la de Neneco. En el 2008 fue detenido con 8.000 kilos de marihuana mientras dormía en una propiedad en Yby Pytã. Tres meses después, Virgilio Portillo volvió triunfante a su distrito. No solo logró su libertad, sino que en el 2013 fue electo como el primer intendente de la flamante ciudad. Todo esto no hubiera sido posible, por supuesto, sin el PLRA, además de los fiscales y jueces que lo ayudaron.

Pero no solo los narcos están interesados en el poder municipal. De hecho, sería realmente exagerado decir que son mayoría entre los candidatos a intendentes de todo el país.

Por supuesto que los partidos tradicionales seguirán apostando a lo suyo: el prebendarismo y una corrupción cada vez mejor maquillada. Los pobladores de Arroyos y Esteros lo sufren en carne propia. Su intendente, Gustavo Alfonzo, acaba de ser imputado por presuntamente desviar fondos de la Comuna, en complicidad con familiares y allegados.

El dinero de la droga probablemente financiará muchas caravanas, afiches y pasacalles, pero en una enorme cantidad de distritos será el mismo Estado el principal sostén de campañas. El guaraní grafica con su usual ingenio de qué se trata este fenómeno electoral: un rekutu.

Aún nos queda mucho por escuchar y descubrir en esta nueva temporada de promesas que reinicia cada cinco años.