Los médicos Blas Centurión y Antonia Acosta, acusados por la muerte de un bebé recién nacido en el Instituto de Previsión Social (IPS), recusaron al Tribunal de Sentencia para trabar el juicio oral y público iniciado días pasados por homicidio culposo, expresó la abogada querellante, Raquel Mendieta.
Pablo Ibarra, hijo de María Amelia Rodríguez y de Pablo Ibarra, falleció –según la acusación– a causa de una negligencia médica en IPS, comentó la letrada.
Explicó que Amelia, de 37 años, es hipertensa y sufría de obesidad; además, su bebé era muy grande. Por esto su ginecólogo le había recomendado que se realice una evaluación pélvico fetal, de modo a que se pueda corroborar si el hombro del bebé iba pasar por el canal del parto.
Ante esta solicitud la futura madre se presentó al IPS, ya que tenía la visión borrosa, dolor de cabeza, los pies hinchados y con la presión alta (15-10), pero sin trabajo de parto, a pesar de que ya estaba con 39 semanas de embarazo. La madre fue atendida en urgencias, pero luego fue trasladada a una sala de parto donde le hicieron firmar una autorización. Sin embargo, desorientada, ella preguntó qué estaba pasando. La médica Antonia Acosta le informó que ya iba a nacer su bebé, a lo que Amelia le señaló que querían que le practiquen una cesárea, ya que su bebé era muy grande.
“La doctora le dijo: ‘No, vas a tener tu bebé normal, porque lo que vos tenés es gordura, pura bola de grasa’, y le tocaba su panza”, manifestó Mendieta.
A las 17.00 del 4 de agosto de 2011, la indujeron a un parto normal, pero la criatura no salía por su tamaño. Entonces, le hicieron tres maniobras para estirarlo, lo que le produjo una distocia de hombros y múltiples hemorragias, según explicó la abogada.
También comentó que tanto el Ministerio Público como la querella piensan que la criatura nunca bajó, ya que tenía el cordón umbilical ceñido al cuello.
Los médicos forenses Myriam Galeano y Claudia Trussy dictaminaron que en el estado de salud en que se hallaba la madre y por la magnitud del feto para la edad gestacional era recomendable el alumbramiento por la vía más rápida (cesárea).