Al respecto, Ernesto Samaniego, experto del sector energético, explicó que el National Institute of Environmental Health Sciences (NIEHS) de Estados Unidos califica a los campos electromagnéticos extremadamente de baja frecuencia (ELF) como posible carcinógeno humano, que es la denominación más leve de las tres que utiliza el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC).
“Se clasifica como posible carcinógeno humano a aquellos agentes cuya carcinogenicidad está escasamente probada en las personas e insuficientemente probada en experimentos con animales. Así pues la denominación posible carcinógeno humano significa que hay escasas pruebas fiables de que la exposición a campos ELF pueda ser causa de cáncer”, detalló.
SUGERENCIA. Para que los pobladores vayan perdiendo miedo y permitan la edificación de estas necesarias infraestructuras, el especialista considera que se debería hacer una mayor difusión de lo que implica la instalación de nuevas subestaciones, de tal forma a disipar cualquier duda que haya, y exigir el cumplimiento del Decreto 10071/07 referente a los límites máximos permisibles de exposición a los campos electromagnéticos. Añade que se debe propiciar la promulgación de la Ley de Control de la Contaminación Electromagnética que se encuentra en la Comisión de Energía del Senado.
Apuntó que las subestaciones y líneas de transmisión eléctrica no implican frecuencias superiores a las “ultravioletas duras”, que sí son ionizantes, dado que tienen la suficiente energía como para alterar las células.