Para la también coreógrafa, el día en que el Reino Unido votó a favor del “brexit” -salir de la Unión Europea (UE)-, el 23 de junio, fue una de las jornadas más duras de su vida, “más que como española, como londinense”, pues se sintió “triste por Londres”.
Rojo explicó que la riqueza de esta ciudad “ha florecido” con el “libre intercambio de culturas” que ha podido vivir la capital británica “gracias a la Unión Europea”.
“No sé hasta qué punto vamos a poder proteger ese cruce de culturas, de religiones y de tradiciones que es tan importante y un gran ejemplo internacional”, expresó la primera bailarina del English National Ballet.
A pesar de su tristeza frente al abandono del Reino Unido del club de los Veintiocho, la galardonada con el Premio Príncipe de Asturias en 2005 mira con esperanza el futuro de esta cosmopolita metrópoli.
“Me da una gran confianza que el alcalde de Londres -Sadiq Khan, con quien coincidió esta semana en la presentación de la programación cultural para otoño en Londres- diga que su inversión en la cultura es lo más importante de su mandato”, apuntó la bella y elegante artista, de 42 años.
En esta línea, se mostró muy satisfecha de poder presentar “en la misma temporada” en el Reino Unido dos versiones de Giselle. “El público va a poder ver el Giselle original y la nueva reinterpretación”, explicó.
La bailarina, que lucía un sobrio vestido adornado con una cremallera trasera, apostilló que en el mundo del ballet no se hacen nuevas versiones de clásicos pero que es algo que a ella le parece “muy importante”.
“Pedí a Akram Khan que reimaginara Giselle en el mundo de hoy”, comentó, para explicar que ya había trabajado con el coreógrafo contemporáneo londinense en “Dust” (Polvo).
Según Rojo, lo más difícil de cambiar fue la música, trabajo del que se ha encargado Vincenzo Lamagna. “Es un gran riesgo porque la música original es icónica y es muy reconocible”, confesó.
El ballet de Giselle relata la historia de una hermosa y delicada joven campesina que se compromete con Loys, un apuesto aldeano encargado de la vendimia.
Pero en una fiesta Hilarión, otro pretendiente de la muchacha, desvela la verdadera identidad de su amado. En realidad Loys es Albrecht, el duque de Silesia, y está comprometido con una mujer de su mismo rango.
Al descubrir esto, Giselle cae en una desesperación y tristeza que le lleva a la muerte convirtiéndose así en una Willis, coléricos espíritus nocturnos del bosque formados por doncellas que murieron antes de sus bodas.
El acto favorito de la obra para Rojo es la segunda parte, donde se ve “la capacidad de perdonar y la generosidad de espíritu” que tiene Giselle.
Algo que, según la directora, “es esencial tanto en la Giselle clásica como en la nueva Giselle”.
De momento la obra solo se podrá ver en los auditorios del Reino Unido, pero Rojo mostró su deseo de llevarla a España. “Para que así el público español pueda ver las dos versiones también y pueda tener ese diálogo y análisis”, explicó.
La bailarina defendió que “a cada uno le puede gustar una cosa diferente” y por eso no hay nada mejor que tener diversas opciones, también en el ballet.
Rojo nació en Montreal (Canadá), se trasladó a España cuando tenía cuatro meses y se formó en la escuela de danza de Víctor Ullate en Madrid.
Bailó por primera vez en un escenario inglés en 1997 y en 2012, seis meses después de ingresar en el English National Ballet, fue ascendida a directora.
Sarah Y-Richards