REUTERS, AFP y EFE
CARACAS - VENEZUELA
La cifra de fallecidos en más de un mes de protestas contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se elevó ayer a 42, con la muerte de tres personas que sufrieron heridas de bala en manifestaciones en diferentes partes del país.
La oposición acusa a Maduro de haberse convertido en un dictador que usa su influencia sobre las instituciones del Estado para mantenerse en el poder, mientras el mandatario alega que sus enemigos políticos están agitando las calles para derrocarlo.
Aunque la mayoría de las protestas se desarrollan pacíficamente, a menudo las concentraciones escalan en violencia, con disturbios, saqueos y choques entre las fuerzas de la seguridad y los manifestantes. Diego Arellano, de 31 años, recibió un disparo en el tórax cuando se encontraba en una protesta en San Antonio de los Altos, informó la fiscalía, que también reportó que otras 2 personas fallecieron durante refriegas. Uno de ellos, Diego Hernández, de 33 años, fue herido de bala en el tórax en una manifestación en Táchira. El organismo acusó del hecho a un funcionario de la policía regional, quien está detenido. Y en la madrugada falleció un joven de 17 años, en Barinas, informó más temprano la Fiscalía, sin mencionar su nombre por ser menor de edad.
estado de excepción. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprobó un nuevo decreto de “estado de excepción y emergencia económica” que restringe las garantías constitucionales en todo el territorio nacional como una medida para preservar el orden interno, según publicó la Gaceta Oficial. El decreto establece la facultad del Ejecutivo nacional para que adopte la medidas urgentes, contundentes, excepcionales y necesarias, para asegurar a la población el disfrute pleno de sus derechos, preservar el orden interno, el acceso oportuno a bienes, servicios, alimentos, medicinas, y otros productos y servicios.
Por otro lado, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, llamó a las fuerzas armadas venezolanas a detener la represión brutal contra las manifestaciones opositoras, advirtiendo que los asesinatos y torturas constituyen “crímenes de lesa humanidad”.