Tras la publicación por parte de la CIA de 13 millones de páginas de informes desclasificados, en lo que respecta a nuestro país, la mayor parte del documento hace referencia a la época de la dictadura stronista y principalmente el narcotráfico.
Uno de los reportes habla de la posición de Paraguay en la ruta del tráfico de drogas, que pasaban por América Latina para llegar hasta EEUU. El documento, que data de agosto de 1971, resalta además la postura del entonces presidente Alfredo Stroessner con relación a esta problemática.
Ocurre que la inteligencia estadounidense relacionaba al primer anillo del dictador –en su gran mayoría militares– como los actores principales en el tráfico, sobre todo, de heroína proveniente de Europa. Sin embargo, el mandatario pidió pruebas de esta afirmación a través de la Embajada en Washington antes de tomar acciones al respecto.
Incluso, los papeles destacan que Alfredo Stroessner estaba dispuesto a asumir el eventual costo político de meterse con los “pesos pesados”. Sin embargo, necesitaba evidencia “no como para que se sostenga en la Corte, sino para convencerle a él personalmente”, según el relato.
IMPLICADOS. En ese sentido, en 1972, el diario Washington Post publicó una lista de las figuras más importantes de la época involucradas directamente con el tráfico de drogas y el contrabando, con base en informes de la Central de Inteligencia de Estados Unidos. La nota periodística expresa que “en el empobrecido pequeño país (Paraguay) hay un viejo dicho sobre el dictador Alfredo Stroessner, y es que nunca cae un pájaro sin que él sepa”. Asimismo, señala que ante lo demandado por el presidente paraguayo, la CIA nombró a dos importantes generales que estaban profundamente involucrados en el narcotráfico. Se identificó a Andrés Rodríguez, quien con sus tropas resguardaba el contrabando, y al general Patricio Colmán, comandante de Infantería.
Igualmente, se descubrió la identidad de otras altas figuras. Estos nombres también fueron incluidos en el informe entregado a Ávila. Se trata de quienes fungían en ese entonces en los cargos más importantes; el ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro, y su mano derecha, el jefe de la Policía Nacional Alcibiades Brítez. “Ninguna carga de droga en gran escala puede ser posible sin el conocimiento de los mismos”, dice la nota. Aparecen también el ministro de Defensa Leodegar Cabello, quien estaba en conocimiento de los negocios de Rodríguez y Colmán y es sospechoso de compartir sus ganancias; el vicealmirante Hugo González, “quien se ganó su ascenso actuando de niñero de los hijos de Stroessner"; el comandante de las Fuerzas Aéreas, general Vicente Quiñónez; junto con el canciller nacional Raúl Sapena Pastor, quien “es el que personalmente aprobaba cada pasaporte oficial y diplomático”, expresa el informe.
Pese a esto, el dictador no realizó mayores movidas en contra de los que eran sindicados como parte importante del esquema para enviar los estupefacientes que llegaban vía aérea hasta suelo estadounidense.