25 abr. 2024

“Soy una Sancho Panza”, dice la premio Cervantes

La escritora mexicana Elena Poniatowska agradeció ayer el Premio Cervantes con un discurso de marcado carácter social en el que tenía muy presente a los perdedores de América Latina y a esos millones de pobres cuyo silencio “es también un silencio de siglos de olvido y de marginación”.

Entrevistada.  La escritora vistió  el traje “rojo chillón y amarillo”, obsequiado por mujeres de Juchitán (Oaxaca, México).

Entrevistada. La escritora vistió el traje “rojo chillón y amarillo”, obsequiado por mujeres de Juchitán (Oaxaca, México).

En el discurso ofrecido en la Universidad de Alcalá de Henares (España), la también periodista de 82 años (los cumplirá en mayo) reveló que se consideraba “una Sancho Panza femenina”, una escritora que “no puede hablar de molinos, porque ya no los hay, y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan”.

“Niños, mujeres, ancianos, presos, dolientes y estudiantes caminan al lado de esta reportera que busca, como lo pedía María Zambrano, ir más allá de la propia vida, estar en las otras vidas”, decía Poniatowska.

Con un discurso reivindicativo y crítico con el poder, con los que no ayudan a los más desfavorecidos, que la llamada “princesa roja” (es hija del príncipe Jean E. Poniatowski) pronunciado en presencia de los reyes de España, del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, entre otras autoridades.

En una época como la actual, en la que el poder financiero “manda no solo en México sino en el mundo”, la escritora reconocía que los que se enfrentan a ese poder y “lo resisten, montados en Rocinante y seguidos por Sancho Panza, son cada vez menos”, pero a ella le “enorgullece caminar al lado de los ilusos, los destartalados, los candorosos”.

Fue una disertación con pocas referencias a Cervantes, apenas mencionaba de pasada a mujeres de Cervantes como Teresa Panza, Dulcinea del Toboso, Maritornes y la princesa Micomicona, pero sí hablaba de las tres escritoras que ganaron el Premio Cervantes antes que ella. Tres, frente a treinta y cinco hombres.

La española María Zambrano, primera en recibirlo en 1988, precedió a la cubana Dulce María Loynaz (1992) y en 2010, a la novelista española Ana María Matute.

Sus referencias a México, el país en el que vive desde los diez años y al que dedicó su obra, eran constantes en su intervención, en la que quedaba patente la gran humanidad de esta mujer menuda y de cara agradable, que siempre se sintió muy cerca de los más desfavorecidos.

La figura de sor Juana Inés de la Cruz, la gran escritora mexicana del XVII que “supo desde el primer momento que la única batalla que vale la pena es la del conocimiento”, también era reivindicada por Poniatowska. No faltaban en el discurso las referencias a Octavio Paz y a José Emilio Pacheco.

en PARAGUAY. Las librerías del país no cuentan con las obras de la escritora mexicana. Sin embargo, los editores locales estiman que luego de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que inició ayer y va hasta el 12 de mayo, se traerán nuevas partidas de las obras de la ganadora del Cervantes.

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