Economía, mercado, tecnocracia, finanzas, son palabras que de un lado se ofrecen como solución de todos los problemas modernos.
En frente, distribución de las riquezas, pobreza, cuidado responsable de la naturaleza aparecen como objetivos unos para hacerlos desparecer y otros como metas para lograr.
El papa Francisco en su reciente carta Loato sí en su N° 106 trata estos dos diferentes objetivos y actitudes.
“En algunos círculos se sostiene que la economía actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales, del mismo modo que se afirma que los problemas del hambre y la miseria en el mundo simplemente se resolverán con el crecimiento del mercado”.
“Mientras tanto, tenemos un superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora y no se elaboran con suficiente celeridad instituciones económicas y cauces sociales que permitan a los más pobres acceder de manera regular a los recursos básicos”.
Francisco trata todo esto con profundidad.
“La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y también a la contaminación”.
“Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático”.
Y el papa Francisco ofrece esperanzas y modos de responder.
“La liberación del paradigma tecnocrático reinante se produce de hecho en variadas ocasiones. Por ejemplo, cuando comunidades de pequeños productores optan por sistemas de producción… cuando la técnica se orienta prioritariamente a resolver los problemas concretos de los demás, con la pasión de ayudar a otros a vivir con más dignidad y menos sufrimiento”.
La tecnología es positiva, pero ella sola no es la solución.