YBY YAÚ
María Gregoria Enriques de Cabañas, madre de Ángel Cabañas, único sobreviviente de la masacre que le costara la vida a Magdaleno Silva y otras tres personas a manos de sicarios en Yby Yaú, está muy agradecida a la comunidad de su pueblo por el recibimiento que le hicieron a su hijo, después de 25 días de estar entre la vida y la muerte.
“Ángel es un iluminado de Dios; por eso ya le tenemos otra vez en casa. El sicólogo nos encargó que él tiene que estar en un lugar tranquilo, donde pueda descansar su mente y seguir su recuperación”, explicó la señora.
Ángel había recibido un disparo en la cabeza en el atentado del 5 de mayo.
La madre indicó además que gracias al esfuerzo de la comunidad, está a punto de terminarse una casa, donde Ángel estará recuperándose de ahora en más.
“La comunidad comenzó a hacer una colecta, juntando materiales y los constructores se unieron para terminar, de puros voluntarios. Es por eso que estoy agradecida a Dios en primer lugar y luego a los amigos que hicieron posible todo esto”, refirió emocionada la madre de Ángel.
En otro momento, doña Gregoria Enriques mencionó que su hijo todavía se encuentra en un estado de shock, ya que no se da cuenta de nada, está en medio de un estado especial.
“Los sicólogos sugieren que no le hagamos recordar aún lo que pasó, ya que sería terrible para él; es mejor que no sepa nada de lo que sucedió aquel 5 de mayo”, manifestó la madre.
La mujer expresó que su hijo está vivo, pero no está lúcido, su memoria aún no está preparada para ciertas cuestiones de razonamiento.
También recordó que estando en el hospital su hijo le preguntó qué hacía él en ese lugar y para hacer pasar la pregunta, su madre le respondió que se había caído de su motocicleta y se golpeó la cabeza y se rompió el brazo, y es por eso que no recuerda nada, afirmó.
“Cuando empezó a hablar, lo primero que pidió fue irse a su casa, estar con sus amigos; ya no quería estar más en el hospital y se puso a llorar”, mencionó.
ORACIÓN. En especial remarcó que durante los 25 días que estuvo con su hijo en el Centro de Emergencias Médicas, se puso a rezar, con un grupo de alrededor de treinta familiares de heridos que se congregaron en oración y a diario en el albergue se ponían a pedir a Dios por la salud de sus seres queridos que estaban padeciendo en este hospital.
María Gregoria Enriques de Cabañas recordó que su hijo estaba estudiando el cuarto año de Economía y anhela que cuando se recupere totalmente, reinicie la carrera que estaba estudiando y vuelva a ser normal.