La incursión cerca de Alepo, que según trabajadores humanitarios podría pronto ser sitiada por las tropas del gobierno, hizo colapsar las conversaciones de paz de esta semana en Ginebra. La intervención de Rusia ha logrado que la balanza se incline a favor del presidente Bashar al-Assad, revirtiendo el avance de los rebeldes el año pasado.
Alepo, la ciudad más grande de Siria antes de que estallara la guerra civil hace cinco años, sería una enorme recompensa estratégica para el Gobierno de Assad en un conflicto que ha dejado al menos 250.000 muertos y desterrado a 11 millones de personas de sus hogares.
Los avances del Ejército sirio y milicias aliadas, incluidos combatientes iraníes, amenazan con sitiar las áreas controladas por la oposición en la ciudad. Las zonas de Alepo, que controla el Gobierno, albergan a más de un millón de personas, mientras que casi 350.000 viven en las partes donde ejerce dominio la oposición. reuters