19 mar. 2024

Sin vergüenza buscan el rekutu para seguir abusando del poder

Sin vergüenza alguna y con la anuencia cómplice de sus partidos y correligionarios, varios legisladores con cuentas pendientes con la Justicia vuelven a postularse para ocupar bancas en Diputados, Senadores y el Parlasur. Ello implica que están seguros de que no tendrán sanción alguna, ni de los jueces ni de los electores, en las urnas. A ese grado de perversión han llegado ciertos políticos que siguen burlándose de la ciudadanía. Por eso sus nombres están de nuevo en las listas que pugnarán en las próximas internas partidarias. Los que se amparan en su inmunidad para alcanzar impunidad pervierten la democracia y ponen en peligro el futuro del país.

Mirar las listas de precandidatos a senadores, diputados y el Parlasur de los diversos partidos políticos con representación parlamentaria es encontrarse con varios legisladores que tienen procesos judiciales en curso y, como si estuvieran completamente limpios, vuelven a postularse para el periodo 2018-2023.

Entre ellos están algunos procesados que contaban con empleados particulares, que eran pagados con el presupuesto asignado a las cámaras de Senadores y Diputados, y también legisladores vinculados al narcotráfico. Además hay quienes están imputados por millonarios desvíos de dinero, traficantes de influencia, contrabandistas, productores de documentos falsos, vaciadores de instituciones públicas, estafadores, planilleros y usurpadores de funciones públicas.

Aun habiendo sido imputados muchos de ellos –algunos incluso llegaron a ser desaforados–, hoy se los ve muy orondos, figurando en las listas que pugnarán por un escaño parlamentario en las internas de sus partidos.

En cualquier país que sea medianamente respetuoso de las leyes y que cuente con sistemas de sanciones efectivas para los delincuentes que usan sus cargos para alcanzar sus fines innobles, como mínimo serían dejados de lado por sus propios partidarios, porque su presencia significa desprestigio y vergüenza.

En nuestro país, sin embargo, no ocurre tal cosa. Lejos de ser radiados y proscriptos de sus movimientos, son tratados como si fueran iguales a los que no deben nada a la Justicia ni a su prójimo porque son personas cabales y honestas. Incluso son defendidos políticamente por quienes encabezan las listas y por las más altas autoridades de sus respectivos partidos.

Ello implica que los honrados también se han envilecido, porque ya ni siquiera tienen el coraje de erradicar de sus grupos a los delincuentes devenidos en políticos. Y en las dos cámaras muchos de ellos reciben el blindaje del fuero que impide que se los castigue. De este modo, la inmunidad parlamentaria se transforma en impunidad.

A la complicidad de sus pares hay que sumar las de los fiscales y jueces que muchas veces solo actúan por la presión de las evidencias inocultables ante la opinión pública, pero que en realidad carecen del coraje cívico necesario para llegar hasta las últimas consecuencias en las investigaciones.

No hay que olvidar que los que se burlan del país no temen al voto-sanción. De hecho, con las listas sábana, ellos eludirán, una vez más, el ajuste de cuentas que los electores podrían haber hecho con ellos.

Esta situación no atañe solo al ámbito político. Está vinculada a la calidad de la democracia y el futuro del Paraguay. A los políticos delincuentes no les interesa el bienestar de la nación porque solo persiguen sus intereses mezquinos. Desde esta perspectiva, el panorama es más que sombrío. Y habrá que pensar seriamente cuál es la salida, antes de que sea demasiado tarde.

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