El diagnóstico para un sicópata no es alentador, ya que los que presentan este problema, tienden a reiterar sus mismos actos. De estar presos, se recomienda aislarlos, ya que son calculadores y altamentes peligrosos, según explicó el siquiatra Víctor Hugo Espínola Chena, profesional del Neurosiquiátrico.
Además, no hay programas de salud pública para este grupo en Paraguay. La precariedad en el tratamiento a personas sicópatas salió a luz luego de conocerse la condena a 40 años de prisión impuesta a los asesinos Isaías Raúl Torres y Gisselle Eliana Millen Otto, hallados culpables de homicidio doloso agravado por el crimen del ex locutor radial Agustín Emanuel Quintana, ocurrido en el 2014, en su casa del barrio San Cristóbal, de Asunción.
Los sicólogos forenses y siquiatras coinciden en que es una deuda pendiente del Estado iniciar una política de salud mental. En este sentido, Espínola comentó que en Paraguay se carece de información acerca de las personas con este problema. “Todo se maneja con precariedad, no hay reportes de pacientes con dichas sicopatías, es difícil saber, pero sería interesante conocer en base a estadísticas para abordar mejor”, sostuvo el profesional.
El experto refiere igualmente que un tratamiento con fármacos es menos eficiente en esta clase de pacientes y sostiene que un proceso sicosocial es más efectivo. El trabajo que se realiza con ellos es para readaptarlos y poder convivir con los demás, pero prácticamente es irreversible la conducta que tienen, explicó el siquiatra.
HOSPITAL. Para una eficaz atención a pacientes con los mencionados problemas, se necesita de un hospital siquiátrico forense. Es en este lugar donde deben trasladar a la mayoría y evitar las prisiones, analizó el doctor.
Esto considerando que integrar a un sicópata con los demás no es recomendable, ya que los mismos tienden a reiterar situaciones concretadas anteriormente, y en el caso de los condenados, se refiere a un crimen, señaló.
relato. La pareja, luego de concretar la muerte violenta del joven, mantuvo una conversación vía mensaje de texto y relataban que disfrutaban ver correr la sangre de la víctima y detallaban la forma en que materializaron el asesinato. Además, explicaban cómo tenían intención de volver a matar.