El plagio también recayó sobre artistas de fama mundial como el mexicano Luis Miguel, el español Julio Iglesias o el estadounidense Michael Jackson.
El cantante Luis Miguel fue culpable de plagio junto al compositor español Juan Carlos Calderón y la discográfica Warner Music México, por emplear el tema Siento nuestro aliento, de Lifshitz, para crear el éxito Amarte es un placer.
Julio Iglesias casi perdió en 1996 una de sus propiedades, Momentos, por culpa de una de sus baladas, Morriñas, al negarse en un principio a pagar una indemnización de 352.542 dólares al compositor Norberto Moreno, que se reclamó autor de la canción.
En 2001, el Rey del Pop fue absuelto de plagiar a Al Bano tras ocho años de litigios, pero seis años más tarde, un tribunal de Bruselas dictaminó que You are not alone, firmada por Jackson y R. Kelly en 1996, era una copia de If we can start all over, de los belgas Danny y Eddy Van Passe.
Otra cantante que incurrió en los homenajes artísticos al autor original es Madonna. Un tribunal de Bélgica encontró similitudes entre Frozen de la diva y Ma vie fout le camp, de Salvatore Acquaviva.
Ni siquiera el cine se salva de esta ola inspiradora. La Academia de Hollywood premió a la banda sonora de la cinta El cartero, firmada por Luis Bacalov, en la que se incluían fragmentos del tango Madreselva.
La legislación establece un mínimo de entre tres y ocho compases repetidos para considerar una canción como plagio, una cifra que le quedó corta al O Careta de Roberto Carlos, que según la sentencia de plagio que recayó sobre él y Erasmo Carlos, copió hasta doce de Locuras de amor, de Sabastiao Braga. EFE