La exportación es destinada principalmente a países africanos, y en alguna medida a Rusia, recordó. Pero aún hay muchos países a los que se puede acceder. Para ello, es necesario revisar los requisitos sanitarios exigentes por país, e iniciar las gestiones.
También es necesario instalar mayor tecnología en el sector, además de la necesidad de revisar la cadena de distribución y los márgenes de ganancia, dijo Lampert.
Recordó que, según los últimos datos del Banco Central del Paraguay (BCP), el precio del pollo cayó en el último año 2,6%, mientras que los balanceados se encarecieron en un 18%.
Esta diferencia entre el alimento de los animales y el precio del producto constituye un golpe para los productores, especialmente los pequeños, dijo Lampert.
“Los pequeños son los más vulnerables”, resaltó. Luego recordó que, de las 180 granjas registradas en el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa), más de la mitad corresponde al tipo de “pequeño productor”.
El representante del gremio insistió en la necesidad de que los organismos relacionados a la actividad hagan un análisis de toda la cadena, antes de que el consumidor final cargue con ello, mediante una suba de precios, lo cual aún no se dio hasta ahora.
“Ojalá que se mantenga el precio del consumidor final, pero que se revisen los márgenes de la cadena. El productor es el que más arriesga, y los márgenes son más bajos para él”, indicó Lampert.