EFE
La espigada mujer de pelo blanco, que dirigió la batalla legislativa para aprobar la reforma sanitaria, comprobó cómo se acumulaban las demandas a la ley en tribunales de todo el país y vio bullir la animadversión a la medida entre la oposición, no dudó hoy en mostrar su orgullo por haber liderado ese “cambio histórico”.
“Éste ha sido el trabajo más significativo del que nunca he formado parte. De hecho, ha sido la causa de mi vida”, afirmó una convencida Sebelius después de confirmar su dimisión y abrazar a la elegida por Obama para reemplazarla, Sylvia Burwell.
Admiradora tan fiel de Obama que abandonó sin dudarlo su cargo de gobernadora de Kansas cuando el recién elegido presidente le pidió formar parte de su gabinete en 2008, Sebelius se estrenó como secretaria de Salud en plena epidemia de gripe A y abandona el cargo cuando la ley sanitaria parece haber superado su periodo más arduo.
A sus 65 años, la responsable de sanidad se llevará consigo no pocas críticas, tanto de los republicanos que la convirtieron en blanco de su frontal oposición a la reforma sanitaria como de muchos demócratas, decepcionados por su defensa a veces vacilante de la ley en las muchas audiencias del Congreso a las que fue convocada.
Otros apuntan a su dificultad para defender la reforma cuando apareció el pasado octubre en el programa del humorista Jon Stewart, quien, en un video que copó titulares, retó a Sebelius a inscribirse por internet en los seguros médicos de la reforma antes de que él pudiera descargar todas las películas hechas en la historia.
La rigidez de la secretaria de Salud y sus problemas para esgrimir argumentos claros con los que contrarrestar las fáciles críticas a la reforma llevaron a algunos asesores de Obama a sugerir un relevo en ese departamento, algo que el presidente rechazó hasta que Sebelius le comunicó en marzo su intención de dimitir.
“Siempre he sabido que no estaría aquí para apagar las luces en 2017", dijo el jueves Sebelius al diario The New York Times, que adelantó la noticia de su renuncia. “La cuestión siempre ha sido para mí ¿cuándo es el momento de tomar esa decisión?”.
El final del periodo de inscripción en los seguros médicos de la reforma, que se cerró la semana pasada con una cifra mucho mayor a la esperada por el Gobierno -7,1 millones-, representó para Sebelius y la Casa Blanca una meta clara para su labor al frente de la medida más emblemática y más criticada de la presidencia de Obama.
Según sus defensores, esa labor ha estado lejos de ser un lastre para Obama: el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough, la define como “tenaz en su convicción” de lo necesaria que es la reforma, lo que le ha aportado determinación y ha repercutido, finalmente, en el arreglo de la web y el alto número de inscritos.
“Es un logro histórico”, señaló hoy Obama al recordar esa cifra y alabar el legado de Sebelius en el Departamento de Salud.
Para otros admiradores de Sebelius, sus logros no se limitan a la reforma sanitaria, sino también a su trabajo para defender una mayor cobertura de la contracepción y la salud reproductiva de las mujeres, o a su manejo de la crisis nacional de la gripe A en 2009.
Una de los seis miembros del primer gabinete de Obama que permanecían hasta ahora en su cargo, Sebelius llegó incluso a generar rumores en 2010 sobre una posible candidatura a la presidencia.
Hija del exgobernador de Ohio John Gilligan, Sebelius nació el 15 de mayo de 1948 en el seno de una familia católica en Cincinnati, y estudió Ciencias Políticas en la Universidad Trinity de Washington y Administración Pública en la de Kansas.
Su llegada a gobernadora de Kansas en 2003 la convirtió en la primera hija de un gobernador en ser elegida para el mismo cargo en la historia de EE.UU., y dirigió con popularidad el estado hasta 2008.
Fue a finales de ese año cuando Obama pensó en ella para su gabinete, aunque no como primera opción: el mandatario electo prefería al exsenador Tom Daschle, quien fue descartado tras descubrirse que había defraudado en el pago de sus impuestos.
Casada con el juez federal Gary Sebelius y madre de dos hijos, John y Ned, Sebelius también fue congresista estatal en Kansas y comisionada del servicio de seguros de ese estado hasta 2003.
Consciente de que su legado no se definirá del todo hasta que esté claro el destino y el impacto de la reforma sanitaria, Sebelius insistió hoy: la mejor “recompensa” está en la gente de a pie que se acerca “en una reunión, o me entrega una nota, o me pasan el teléfono, y alguien en el otro extremo me da las gracias”.
