En 2005 estuve en París y quedé sorprendido por la limpieza del aire. No vi un solo auto que echara humo negro por el tubo de escape. Yo pensaba que, siendo París una ciudad más grande que Asunción, teniendo muchos más autos, tendría que tener mayor contaminación.
Me enteré de que se reglamentó en forma estricta la seguridad de los motores de explosión; un tipo de reglamentación que existe en las demás ciudades de la Unión Europea. Las leyes han conseguido limpiar el agua del río Sena, como las del Támesis de Londres.
Como contrapartida, el río Paraguay es de una suciedad alarmante, como el aire de Asunción, que puede ennegrecer la ropa blanca.
La limpieza o suciedad del medioambiente depende de la acción humana.
El crecimiento de la población, que apareja el crecimiento de las ciudades, de las industrias y de la deforestación, amenaza el equilibrio del medioambiente.
Cuanta más gente viva en el planeta, mayor cantidad de anhídrido carbónico (CO2) se lanzará a la atmósfera, sea para cocinar, para fundir los metales, para procesar ciertas sustancias, etc.
Esas y otras actividades requieren energía; el mayor uso de la energía significa una mayor emisión de CO2 y otros gases de efecto invernadero. Efecto invernadero porque recalientan la temperatura mundial y cambian el clima.
Existen fuentes de energía más y menos contaminantes.
Entre las más contaminantes se encuentran los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón); entre las limpias o menos contaminantes, la energía solar, la eólica (del viento) y otras.
Por el momento, no se puede prescindir de los combustibles fósiles, pero, si se sigue usándolos como se los usa ahora, se viene una catástrofe mundial a causa del recalentamiento global.
¿Qué hacer?
Sustituir la energía contaminante por la limpia a un ritmo acelerado. Esto es lo que dice el reciente informe del IPCC; siglas en inglés de un organismo de las Naciones Unidas que se ocupa del cambio climático.
En principio, se está de acuerdo con que conviene más la energía limpia; el reparo es que ese tipo de energía sale muy cara y, si se realiza la conversión, la economía mundial entrará en una inevitable crisis.
En otras palabras, que no hay alternativa; se debe seguir con los combustibles fósiles y, dentro de algunos años, la ciencia encontrará la solución del problema.
Existen grupos minoritarios y radicales, para quienes el recalentamiento global es una fantasía sin ningún apoyo científico.
Curiosamente, son esos mismos grupos los que financian a científicos para negar el recalentamiento global.
Sin embargo, un estudio reciente muestra que, en los círculos científicos, el 97% de los estudios rigurosos están de acuerdo con que existe el recalentamiento global y se debe a la acción humana.
Estos estudios toman en cuenta el informe del IPCC, que dice algo muy interesante: pasar de la energía contaminante requerirá emplear el 0,06% del crecimiento mundial.
Es una advertencia que debemos tomar en cuenta, comentó John Kerry, el secretario de Estado norteamericano.