CIUDAD DEL ESTE
“Cuando mi hija de dos años agarró el celular con los pies sin que yo le haya enseñado, me di cuenta que los hijos nos observan desde el día uno de sus vidas, aprenden e imitan. Sé feliz porque es lo primero que van a imitar tus hijos de ti”, comenta Adriana Macías al público durante una de las conferencias que dictó en Paraguay la semana pasada.
Adriana, de México, es una mujer de 39 años que nació sin los dos brazos , pero eso no fue impedimento para ser abogada profesional, esposa, madre de una niña de dos años y conferencista. Recorre el mundo llevando su historia de superación a la gente.
Cautivó al público de Ciudad del Este con su amabilidad. “Tu destino hermoso y maravilloso está escrito, solo tienes que trabajar con mucho amor y mucha fe para que tus pies te lleven a él. En la vida hay que ir con mucha fe, como decía la Madre Teresa, en este mundo nadie puede hacer grandes cosas, podemos hacer pequeñas cosas pero con un gran gran amor”, afirmó.
Dijo que “siempre hay que aprender a buscar aquí (señalando el corazón y la cabeza con el pie derecho) el suficiente amor, valor y por sobre todo la suficiente disposición para regresar por alguien que tenga dificultades, para ayudar a alguien más, para cumplir con esta maravillosa misión de servir que tenemos todos.
Destacó que la vida se puede “poner peor o mejor, mucho mejor y eso depende de dos cosas: uno la actitud que le ponemos a lo que ya no podemos cambiar y dos del trabajo, el compromiso, el amor que le vamos a poner a lo que sí podemos cambiar”.
MIEDO. Macías comentó que no fue fácil llegar a ser la mujer que es hoy. Contó que incluso no quiso ir a la universidad por que tenía miedo de cómo la verían, pero que con el apoyo de sus padres pudo terminar la carrera. También habló de su ex novio, que le había pedido matrimonio pero antes de la boda le pidió el anillo de regreso.
En cuanto al ex novio que le dejó con la ilusión rota de llegar al matrimonio esta joven pudo recomenzar después de que su madre la ayudara. Dijo que en un principio su ex novio fue un patán para ella, pero que después se dio cuenta de que era un valiente.
“Entendí que ese patán se convirtió en un valiente porque cuántos de nosotros estamos dispuestos a romper un corazón por ser felices, cuántos estamos dispuestos a ser el malo de la película un tiempo, pero voy tras mi felicidad. Hay personas que deciden vivir en una relación de trabajo, pareja 40, 50 años amargados y amargando a los demás porque tuvieron miedo de ser el malo de la película”, comentó.
En cuanto a su marido, Juan, a quien conoció en una de sus conferencias y que le devolvió la ilusión de ser madre, Adriana comentó entre bromas cómo se pasaron 5 años de noviazgo para llegar al casamiento.
“Ya casados le dije a Juan: ‘Oye, Juan, yo contigo me hubiera casado el mismo día que nos conocimos y tu por qué pensaste tanto para casarnos. Él me dijo: “Yo contigo me hubiera casado ese día que nos conocimos, pero esos 5 años me pasé pensando cómo pido su mano y dije bueno voy a pedir su pie”, y esto arrancó la risa de todos.