El cura apuntó ante los jueces Héctor Capurro, Cynthia Lovera y Juan Carlos Zárate, que era inocente, que en todo el juicio no escuchó una sola prueba concreta del supuesto abuso del que le acusan.
Alegó que todo fue una conspiración entre dos grupos de la parroquia donde estaba. Que, incluso, amenazaron al provincial Vicente Soria para que cambiara a otro cura y como este se negó, le denunciaron a él (Arévalos) un año después de los supuestos hechos.
Reconoció que sí hubo la reunión con los padres, pero que todo era un rumor. Afirmó que se había ofrecido para que sea transferido hasta Carapeguá, ya que el sacerdote Edmundo Rosa, que fue designado no podía ir por la edad y su estado de salud.
Refirió que la comunidad quedó destruida con la pelea entre los dos grupos; que la denuncia fue por esa razón y que no había pruebas en su contra. Se ratificó hasta con vehemencia de que era todo una mentira y que si había condena sería a un inocente.
También declaró la catequista Doris León, quien es la hermana de la catequista que tuvo el careo. Contradijo también al padre Soria, sobre que le recomendó hacer la reunión con los padres, menores y el sacerdote.
El juicio seguirá el próximo martes a las 8.00, donde se darán los alegatos finales. Ese día, según prevén los jueces, podría haber un veredicto.