“Estados Unidos demostró una completa falta de voluntad de cooperar en Siria y de tener en cuenta los intereses y las preocupaciones de Rusia”, dijo ayer Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, a la prensa local.
El ataque con misiles Tomahawk contra una base aérea siria fue un golpe bajo para el Kremlin, que no dudó en tacharlo de “agresión contra un aliado de Rusia y de una flagrante violación del derecho internacional”, al eludir a la ONU, como ocurriera en Irak en 2003. Además, aseguró que el bombardeo supone un revés tanto para la lucha contra el terrorismo internacional como para el proceso de paz y el alto el fuego en el país árabe, cuyos garantes son Rusia, Turquía e Irán. Los presidentes ruso, Vladímir Putin, e iraní, Hasan Rohaní, condenaron el fin de semana el bombardeo y se mostraron a favor de una investigación objetiva e imparcial del supuesto ataque químico en Siria, en respuesta al cual se produjo la acción estadounidense. efe