Un juego cargado de emociones, totalmente distinto a lo que se vio en la ida una semana atrás (empate sin goles en la Bombonera).
El arranque fue de pesadilla para los millonarios. El juez Delfino cumplió la advertencia hecha en la semana de sancionar cualquier tipo de entrada dura, y pitó la falta de Rojas sobre Meli, cuando apenas transcurrían 55 segundos. Barovero se vistió de héroe y desvió el remate de Giglioti.
Con el trascurrir de los minutos siguieron las emociones. La solidez ofensiva de River se baso en el movimiento preciso de su mediocampo, mientras que el Xeneize, sin lucir, peleó de manera desordenada cada pelota dividida generando peligro de contra y con cada balón parado. El gol llegó a los 16 minutos con definición exquisita de Leonardo Pisculichi que remató colocado ante la mirada de Orión.
En la complementaria los de La Banda cuidaron la ventaja, cediéndole terreno a Boca que empujó con voluntad pero sin claridad y nunca encontró la fórmula para quebrar la buena resistencia local.