19 abr. 2024

Ricky Penner, el milagro del asfalto

Por Amílcar Noguera

Poder de superación.  Ricky volvió a correr en la Maratón Internacional de Asunción.

Poder de superación. Ricky volvió a correr en la Maratón Internacional de Asunción.

amnoguera@uhora.com.py

Nadie daba esperanzas de que se recuperaría. Estuvo en coma casi tres meses por un golpe de calor que sufrió en la carrera de Nike 10k, en el 2012. Los médicos dijeron que no había nada que hacer. Ricky Penner fue entregado a su familia, sin más expectativas de que siga viviendo, pero la fe obró milagro. El pasado 10 de agosto volvió a hacer lo que más le gusta... correr.

La tarde del 27 de octubre de aquel año no iba a ser una carrera más en la vida de Ricky, de 27 años (oriundo del Chaco), quien encontró en un infortunio su destino en la gloria más grande de vencer a la propia muerte, según él: “Fue un poder divino y sobrenatural que me guió a la situación en que me encontré después”.

Tras casi dos años después de aquella carrera, Ricky volvió a participar, el pasado 10 de agosto, de los 10 km de la Maratón Internacional de Asunción, en la que concluyó en exactamente una hora. Confió a ÚH que su vida cambió.

–¿Cómo fue aquel día?

–Cuando eso era mi cuarta participación en corridas (en las cuales siempre participaba en la distancia de 10 km). Me había preparado bien para esta corrida, y quise desafiar una vez más mi propio “mejor tiempo”.

Pero aquel día sucedió todo diferente a lo imaginado. Hacía bastante calor, y la humedad estaba súper alta. Como me contaron después mis familiares, ya que no recuerdo casi nada de aquella corrida, yo había participado fuertemente (sin límites), corriendo hasta la altura del octavo kilómetro, donde caí desmayado al asfalto.

Me llevaron al IPS (como también a algunos corredores más), y de ahí al Centro Médico Bautista, después de haber estado aproximadamente 5 horas inconsciente. El domingo a la tarde (la corrida fue el sábado) fui liberado hacia mi casa. Estaba débil aún, no conseguía orinar, lo que me hizo decidir por mí mismo de internarme de nuevo al hospital (el martes). El miércoles caí entonces en coma.

Mis órganos internos dejaban de funcionar uno por uno, hasta que en un cierto momento ya solamente el corazón y los pulmones estaban funcionando.

Poco tiempo después de la reinternación en el Hospital Bautista, llegaron mis familiares y amigos, quienes estuvieron conmigo desde el inicio. Desperté del coma, por lo que ellos me acompañaron en el traslado del Hospital Bautista en Asunción hasta el Hospital de Loma Plata, en el Chaco.

En todo este tiempo, lo único seguro es que mis familiares confiaban en Dios. Ellos oraron cada día más fervientemente, motivando a todas las personas y todas las iglesias conocidas con peticiones por mi salud.

Me llevaron sin esperanza de recuperación a casa, donde me cuidaban ellos mismos. En aquel momento tuve un peso de 45 kg. y mi peso normal es de 85 kg. En casa sucedieron varias cosas sobrenaturales (las cuales no voy a especificar aquí), por las cuales mi cuerpo empezó a recuperarse lentamente día por día.

Poco a poco pude sanar, recuperar las funciones corporales, como también aprender de moverme de nuevo. En julio del 2013 retomé mis estudios y en el siguiente diciembre me casé con Melanie, quien me había acompañado en todo este proceso.

–¿Qué fue lo que pasó? ¿No había agua, no tomaste agua?

–Había corrido más rápido de lo que permitía mi estado físico; además había rehusado de tomar agua (algo que no conozco de mí), y no me había dado cuenta de mi cansancio. Internamente tuve 44 grados, según resultados médicos. El resultado fue el desmayo durante la corrida. Pero pienso que Dios lo permitió, para que pudiera demostrar su gran poder en mi sanación.

–¿Tu salud ya está en óptimas condiciones?

–Estoy completamente sano. Con el entrenamiento que hago, recupero lentamente también las habilidades del cuerpo, anhelando a jugar fútbol en breve.

–¿Cuándo fue que saliste de todo peligro? ¿Hace cuánto de eso?

–Fue el 28 de enero de 2013 cuando mis padres me sacaron del hospital, donde había sido declarado sin chances de sanación.

Un día antes, milagrosamente mis riñones retomaron su función totalmente. Fueron exactamente 3 meses después de la corrida. En casa entonces, la noche del 28 al 29 de enero, comenzó el proceso de sanación.

Con este paso salí del peligro de morir, ya que estando en las manos de Dios estamos seguros.

Un ángel siguió dando indicaciones precisas de tratamiento a mi familia y a nuestro obrero, con las cuales fui recuperando día por día.

–¿Tu vida cambió a raíz de aquel episodio trágico?

–¡Sí! Esa experiencia marca un nuevo rumbo en mi vida. Ahora sé de experiencia, que donde termina el poder humano puede comenzar a mostrarse el poder divino de Dios.

–¿Para vos qué significa correr?

–¡Correr es vida! Moverse es poder alegrarse de su propia salud física, la cual es un regalo de Dios.

Tras su recuperación Ricky Penner retomó sus estudios de Licenciatura en Teología en el Centro Evangélico Menonita de Teología Asunción.

Afirma que no guarda ningún rencor con los organizadores de aquella carrera y considera que su caso, fue un poder divino y sobrenatural. “Anímense a seguir corriendo”.