La historia empieza en Río Gallegos, Santa Cruz. Sigue en Buenos Aires. Después en Nueva York. Y se diversifica a ciudades de varios países, exóticas o cosmopolitas, en las que sin embargo funciona un lenguaje común internacional: el de los bancos y las empresas off shore.
Esta historia es una historia de 492 millones de dólares que fueron transferidos a cuentas de los 5 continentes por 21 personajes y sociedades comerciales vinculadas a los Kirchner. Algunas de esas personas están siendo investigadas por la Justicia en casos de lavado de divisas o corrupción. Son operaciones que el Estado, durante el Gobierno Kirchner intentó ocultar. Lo hizo la Procuradora General del Tesoro, Angelina Abbona, quien se llevó esa documentación antes de dejarle su cargo a su sucesor, Carlos Balbín. Era información obtenida a través de 6 bancos distintos por los fondos buitres en un juicio que se desarrolló bajo jurisprudencia estadounidense por decisión de Néstor Kirchner.